Hay que hacer mucho trabajo para imaginar un contexto tan desfavorable para un equipo al que le cuesta horrores sumar puntos y sobreponerse a la desventaja. Con la dura derrota en la fecha pasada ante Boca de visitante, Tigre recibía el lunes a la tarde (horario muy poco propicio para los hinchas) a Argentinos Juniors, que venía último y en picada, pero que complicó y mucho.

En el primer cuarto de hora del encuentro, al Matador le pasó lo peor posible: a los cinco minutos, por protestar, vio la roja el arquero Augusto Batalla, lo que no solo provocó dejar al equipo con 10 honbres, sino agotar un cambio sí o sí, con el ingreso de Gonzalo Marinelli y la salida de Diego Vera (por primera vez, Mariano Echeverría apostaba por dos puntas de entrada). Y a los 17 minutos, en un contragolpe, el jugador Francisco Ilarregui tiró un centro que fue al arco, imposible para Marinelli. De nuevo, Tigre en desventaja, con 10 hombres, con el promedio apretando y ante su gente.

Sin embargo, a diferencia de otros partidos, hubo otra actitud. Otro carácter para afrontar la adversidad. El Flaco puso toda la carne al asador: Matías Pérez García, Walter Montillo y Carlos Luna, que paso de "borrado" a opción junto a Fede González para dar peso ofensivo. Y así llegaron los goles: en el complemento, Lucas Menossi, quien perdió la titularidad por Jorge Ortíz y que volvió a jugar por la lesión del Marciano, tomó la pelota y de tiro libre, la clavó en un ángulo. El volante, goleador y siempre opción para los remates de afuera del área, gritó con alma y vida ese gol que puso a Tigre en partido.

El empate no alcanzaba. Había que ganar. Enfrente estaba un rival directo. Se jugaba en casa. El punto no servía, sumar de a uno no sirve para quedarse en Primera. Primero lo tuvo González, quien anda más derecho con el arco, pero no pudo. Y apareció el talento de la Ardilla Montillo, quien volvió del retiro para demostrar que su fútbol sigue intacto, y habilitó de gran manera al Chino, quien se zambullió de palomita para llevarse la boca de gol: 2-1, Tigre daba vuelta el partido, Luna se reencontraba con el gol (lleva 105), la gente deliraba en la tribuna. Un desahogo que se hizo esperar. 

Claro está, falta mucho para llegar al objetivo. El Matador aprovechó la derrota de Belgrano y que Patronato y San Martín de Tucumán se repartieron puntos. Una fecha ideal en Victoria, cosa que no es habitual. Este triunfo toma particular valor por el contexto. T

igre suma 69 puntos en la tabla de promedios, y sigue dando pelea. Los ídolos siguen vigentes en el campo de juego. Anoche se vieron solidaridad e hidalguía. El fútbol también trata de eso. 

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