En dos semanas, mucha agua pasó bajo el puente. El sábado 24 de noviembre, el Monumental estaba listo para albergar una fiesta. Medios de todo el mundo, con la presencia del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y de las máximas autoridades de la AFA y Conmebol presentes, con casi 70.000 espectadores esperando en una tarde soleada ver lo que tenía que ser el espectáculo más importante de la historia del fútbol sudamericano. Sin embargo, los piedrazos al micro de Boca, el mea culpa de los funcionarios que estaban a cargo de la seguridad, las acusaciones cruzadas entre ambos clubes, los trámites en Paraguay de Boca para pedir los puntos y de River para que no le quiten la localía (lo que perjudica a sus socios que ya tenían entrada).

Mucho se habló, mucho se especuló. Finalmente, la pelota rodará el domingo 9 de diciembre desde las 16.30, en el estadio Santiago Bernabéu, con ambas hinchadas (más los miles de espectadores "neutrales" que colmarán la casa de Real Madrid, bajo un tremendo operativo de seguridad que están organizando en la capital española), siendo la primera final de la historia que se jugará afuera del continente, por motivos económicos. Los incidentes en Núñez del 24/11 sirvieron para seguir promocionando este partido, que se convirtió en furor en Europa.

Después de tanta espera, este fin de semana se disputará el ansiado encuentro, y Marcelo Gallardo debe focalizar a su plantel para conseguir el objetivo por el que trabajaron todo el año: lograr la cuarta Libertadores de la historia, quitarse la espina de 2017 y volver a superar al rival de toda la vida. Tras la victoria de los juveniles ante Gimnasia por la Superliga (que quedó de lado, ya que River todavía adeuda tres fechas), el chip estará puesto en el partido más importante del año, de la década, del siglo.

El Muñeco, que no contará con un jugador clave como Rafael Borré, ya que está suspendido, prende velas a la recuperación en tiempo récord de Ignacio Scocco, Rodrigo Mora y Juan Quintero, para tenerlos, al menos, como opciones en el banco de suplentes (y porque en caso de empate, sea cual sea, habrá un alargue de 30 minutos). El equipo que estaba por saltar al Monumental iba a ser con Franco Armani en el arco; Gonzalo Montiel, Jonatan  Maidana, Javier Pinola y Milton Casco en la defensa; Leonardo Ponzio, Enzo Pérez, Exequiel Palacios y Ignacio Fernández en el mediocampo; Gonzalo Martínez más adelantado; y Lucas Pratto en la delantera. Todo apunta a que éste será el once inicial en Madrid, salvo algún cambio de última hora.

El equipo, con bajas sensibles, que quiere coronar este gran 2018, invicto en los clásicos, donde encadenó 32 partidos sin derrotas, en el cual obtuvo la Supercopa Argentina ante el propio Boca, el que dejó en el camino a Racing, Independiente y Gremio, nada menos (todos candidatos al título). River quiere volver a hablar de fútbol. River quiere y va por el trofeo de América, en España, en un contexto diametralmente opuesto al que debía tener en el Monumental. Contra todo eso va el River de Gallardo, que debe pasar rápido de página y enfocarse en el objetivo, que sigue siendo el mismo.