La imagen es impactante. Boca Juniors estaba tratando de avanzar hacia el aeropuerto de Ezeiza a bordo de un autobús similar al que Matías Sebastián Nicolás Firpo y otros violentos emboscaron el pasado sábado 24 en Lidoro Quinteros y Libertador.

En la multitud xeneize hizo lenta la procesión. Entonces, Rafael Di Zeo, el histórico capo de La Doce, aparece en escena. Y abre el camino entre la marea humana, escoltando al ómnibus como un jefe líder espartano a su ejército.

Hace seis días, al amanecer, cuando la sentencia CONMEBOL estaba finalizada y el partido se trasladó a España, los Señores de los Doce se reunieron en un bar en una estación de servicio en la avenida Escalada.

Los hombres que participan en La 12 tienen obstáculos legales para ingresar a los estadios, y cada vez que Boca juega fuera del país, deben obtener permiso para irse porque son responsables de ocultar el secuestro. Allí analizaron todas las opciones.

Llamaron a sus dos abogados: José Monteleone y Rodrigo Gonzales, quienes solicitaron tiempo para estudiar la situación. El fin de semana fue crítico. Por un lado, desde la Junta de Directores del Club se les pidió que no agregaran combustible al fuego.

En general, el negocio aún se está desarrollando, como lo muestra la primera final de Libertadores, que se jugó en La Bombonera, donde, entre reventa, vestimenta, comercialización y venta de alimentos y bebidas durante el paso del bar, según la primera evaluación. De la justicia, menos de ocho millones de pesos.

Pero Rafael Di Zeo no puede con su genio. Luego al día siguiente volvió a llamar con su abogado Monteleone. Preguntó cuáles eran las posibilidades de éxito en el orden de la justicia: ir a Madrid para ver la final. El abogado respondió a la lógica: no cambió la situación objetiva, por lo que se le concedió permiso cada vez que Boca viajaba al extranjero, por lo que probablemente fueron las horas las que lo permitieron.

Pero ni siquiera permitió que Di Zeo aumentara la oferta: le dijo que no lo iba a representar, porque todas las partes tenían la obligación de no complicar la situación. El tema parecía completo. Pero para el jefe de la doce, nunca termina ahí nomás.

Ayer Di Zeo organizó su escuadrón para manejar la bandera de apoyo del equipo. Y recibió el trato de estrellas de rock de los fans presentes. Se trata de valores invertidos argentinos. Y sin comentar sobre nadie, solo a su hermano Fernando, que no tiene obstáculos judiciales, y con su amigo cercano Sebastian Maciel, quien, por la misma causa esta procesado, presentó en motus propio para abandonar el país ante la jueza Sabrina Namer, quien no se lo negó.

Esto fue rápidamente entregado al Fiscal de Colombo, quien tampoco objetó la partida de dichos jefes de “Barras”, y esta tarde se otorgó el permiso para los dos que viajarán a Madrid el viernes para hospedarse en el Splendid Hotel, ubicado en Gran Vía, y regresarían el miércoles.

Sin embargo, Di Zeo tiene derecho de admisión y en principio no podría entrar al estadio del Real Madrid, trasladando su prohibición de Buenos Aires a Madrid. Pese a que esta única parte no queda asegurada con toda claridad, solo resta ver cómo será el proceso de la justicia cuando llegue a España uno de los decorados hinchas negativos que tiene el club de la ribera.