Un partido con todos los condimentos se vivió esta tarde noche en Liniers. Vélez, ante su gente y presentando su nueva camiseta tricolor histórica, debía ganar para no perder pisada en su lucha por clasificar a la próxima Copa Libertadores. Tigre, por su parte, venía envalentonado y debía sí o sí sumar de a tres para descontarle a los rivales directos en los promedios.

En el primer tiempo, todo fue del elenco dueño de casa. A través de su tridente compuesto por Lucas Robertone, Agustín Bouzat y Matías Vargas, generaba peligro con jugadas asociadas y remates de media distancia. Gonzalo Marinelli se convertía en figura, tapando cada remate que iba a su valla. Del lado tigrense, solo se dedicaba a replegarse y no desordenarse tácticamente. Y tuvo llegadas, por medio de un zurdazo de Lucas Menossi apenas desviado y un mano a mano de Federico González que atajó Lucas Hoyos.

El Fortín era superior pero no podía plasmarlo en la red, hasta el minuto 41: córner desde la derecha, anticipo de Luis Abram, quien controló la pelota (con ayuda de su brazo derecho) y venció a Marinelli. Ventaja injusta por esa infracción, pero merecida.

En el complemento, cambió totalmente el desarrollo del partido. Tigre, obligado por las circunstancias, se adelantó en el campo y tomó el protagonismo. Fue muy oportuno que a los 5' del segundo tiempo haya empardado el trámite, tras una gran jugada colectiva con toques de primera, que facturó el 9 goleador, Fede González (quien ya le había anotado a Vélez en este mismo estadio, en 2015). El Matador llegaba al empate y dejaba en estado de shock al cuadro de Gabriel Heinze.

Pipo Gorosito decidió poner en cancha a Diego Morales y Juan Cavallaro para tener más juego (estuvo errático Lucas Janson). El partido podía ser para cualquiera, ya que a ninguno le servía mucho el empate.

Al minuto 33' de la parte final, frotó la lámpara el mago de Tigre: Walter Montillo vio un hueco y puso un pase genial para la entrada de González por izquierda, que con poco ángulo, definió notablemente para decretar el 2-1. Tigre lo daba vuelta en una ráfaga de lucidez.

El Gringo se desesperaba y ponía a Roberto Salinas para tratar de llevarse al menos un punto. No pudo doblegar a la firme defensa matadora, que tuvo en Gerardo Alcoba y Lucas Rodríguez como un "muro" impenetrable. Con hidalguía y carácter, Tigre defendía esta victoria, que terminó concretando.

Este no fue un triunfo más para el elenco de Victoria: lleva tres triunfos en hilera desde la vuelta de Pipo en la Superliga (Tigre no lo conseguía desde 2015), volvió a ganarle a Vélez en Liniers tras seis años y está más vivo que nunca en la lucha por quedarse en Primera, ya que alcanza los 84 puntos y está a solo cuatro de Patronato (87), que está salvándose (y achicó la brecha con Belgrano -84- y SMSJ -85-). Quedan cuatro finales más y el objetivo es más que palpable. En la fecha que viene vendrá Unión. Y este Tigre revitalizado irá con todo para seguir con esta racha que llegó en el momento justo.

Los goles