En este domingo de Pascuas, la familia matadora vivió una tarde que será difícil de olvidar. El descenso golpeó pero esta Copa de la Superliga es una especie de estímulo antes de tener que afrontar la pretemporada pensando en la B Nacional, con un plantel que sufrirá cambios. Pero el Matador, que se fue con la frente en alto, sigue demostrando que puede ser rival duro para cualquiera.

En el José Dellagiovanna, Tigre recibía a Colón, de irregular campaña aunque con un DT de nivel como Pablo Lavallén y varios jugadores interesantes. Y el Ssbalero supo ser efectivo y en el primer tiempo se puso dos goles arriba, por medio de Leguizamón y Bernardi. Goles que encima tenían el plus de ser de visitante (la ida terminó 0-0). El partido y la serie se ponían muy cuesta arriba para el cuadro de Néstor Gorosito, ya que para avanzar de fase, debía sí o sí ganar, o sea, dar vuelta el marcador.

Luna quedó a 8 goles de igualar a Juan Marvezy, el máximo goleador de la historia de Tigre.

El descuento de Lucas Janson en el cierre de la primera etapa y el rápido empate de Matías Pérez Acuña (quien jugó por Martín Galmarini, suspendido) le dieron otro condimento al encuentro. Tigre volvía a ser protagonista, aunque minutos después de haber empatado, se fue expulsado Alexis Niz y se quedaba con 19 jugadores. Así y todo, el local fue para adelante, con el empuje de la gente, y Pipo puso en cancha a su carta goleadora: Carlos Luna, que si bien perdió el lugar con Janson y Fede González, continúa siendo una opción para estos duelos gran frenéticos que ameritan la experiencia de un goleador, un goleador centenario.

Y como el destino siempre pone a Luna en los momentos cúlmines, solo minutos después de su ingreso, tuvo la gran chance de dar vuelta la historia: falta sobre González y penal para Tigre (segundo en la tarde). Ya no estaba Janson, quien se encarga de las penas máximas, así que el de Piquillín tomó el esférico. Minuto 81. Nervios y presión en el ambiente. Con el empate, pasaba Colón. Había que ganar. Había que darlo vuelta. Y así el Chino remató con una fuerza descomunal. Nada que hacer para el arquero Burián. Gol de Tigre, gol el ídolo, gol del Chino de la gente. Tigre remontaba un 0-2 con 10 jugadores.

El Matador aguantó hasta el pitazo de Mauro Vigliano y se llevó el premio mayor, merecido por su entrega (sello del Tigre de Pipo) y garra, jugando con profesionalismo incluso en este duro momento. Y todos los flashes se los llevó Luna, que sigue sumando: 107 goles oficiales en el club de sus amores, quedando a ocho de Juan Andrés Marvezy, el artillero que más gritó con esta camiseta (115).

A sus 37 años, el Chino se banca ser suplente y aportar desde su lugar. Todavía no se sabe qué será de su futuro, si renovará para luchar por la vuelta a Primera el próximo torneo. Crédito tiene, y de sobra. Por lo pronto, en la Copa Superliga, se viene Unión, un rival que le sienta muy bien al 7 de Tigre, que quiere seguir agrandando su leyenda.

El tanto del Chino