En el plantel de Tigre hay historia viva, vigente y palpable. Está Martín Galmarini, el jugador con más presencias en la historia de la institución, superando las 360 presencias con la camiseta azul francia y rojo bermellón. Y también está Carlos Luna, goleador centenario, que al igual que el Pato, es emblema del club y levantó junto a él el trofeo de la Copa de la Superliga en una noche emotiva y merecida para los ídolos.

El Chino no fue titular pero sí importante en esta estrella: anotó el gol definitorio en los 16avos de final contra Colón, de penal, dando vuelta la llave por 3-2. Además, facturó en la llave siguiente, en octavos de final ante Unión, en el choque de ida, lo que fue un descuento clave para poder ir con chances a la revancha a Santa Fe, y así fue. Con dos goles, el aporte del Chino fue más que importante.

La alegría por esta estrella durará mucho tiempo. Ahora se viene el receso de invierno y luego la pretemporada ya pensando en la B Nacional 2019/20, con el foco en la rápida vuelta a Primera División. El atacante de 37 años manifestó su deseo de continuar en el club, aportando desde su lugar. Sabe que el tiempo pasa para todos, pero todavía tiene cartuchos de goleador. Lleva 107 gritos en el Matador, estando solo a ocho de alcanzar al máximo artillero de los 116 años de historia del club, Juan Marvezy. 

Luna logró todo lo que se propuso desde que pisó Victoria. Desde su inolvidable gol a Platense en 2004 para salir campeón de la B Metropolitana hasta ser el goleador de un torneo de Primera División (Clausura 2012), superar la barrera de los 100 goles en Tigre (2017) y ganar el primer título oficial en Primera con esta camiseta. Ahora va por el logro individual. El Chino tiene con qué.