En la previa del encuentro, ambos clubes, y sobre todo los técnicos, se encontraban con un encuentro que podría definir el futuro de los dos, a causa de los malos resultados que obtuvieron en los últimos choques. 

De hecho, el ex entrenador de Defensa, y ahora actual de Independiente, Sebastián Beccacece, había puesto a disposición su renuncia, en caso de caer en la noche del Centenario de Quilmes. 

Situación similar tenía Mariano Soso, que pese a no merecer perder ante Huracán y a mostrar señales de mejorías en el juego, no terminaba de convencer a la familia Halconera, que lo empezaba a mirar de reojo. 

Con ese clima, jugaron halcones y diablos, por un lugar en los cuartos de final, donde ya aguardaba Lanús. El inicio encontró a un Defensa más protagonista, llegando con mayor peligro al área y dominando el balón, ante un Independiente que arrancó dormido e inconexo. 

Pese a eso, Defensa tuvo situaciones claras de gol, pero le faltó mayor suerte en la definición, y los goles que no se hacen en un arco, se meten en el otro. 

A los 38 minutos, Gastón Silva puso el 1-0 de cabeza, en una jugada polémica por una supuesta mano de Silva en el gol, que fue desmentida por la posterior, donde se ve que el jugador alcanza a peinar la pelota. 

Desde ese instante, el Halcón sintió el golpe, pero intentó buscar el empate con el mismo juego que tuvo en gran parte del encuentro. En la segunda parte, Independiente emparejó un poco las cosas, más cuando el conjunto varelense sufrió la expulsión de Nicolás Fernández.

A pesar del esfuerzo del Halcón en empatar el cotejo y dejar un resultado acorde al mismo, pero los goles errados en la primera parte, y el error defensivo en la pelota parada, le salieron muy caro y el futuro de Soso pende de un hilo. 

En el horizonte, tendrá a Vélez, un durísimo rival, indeseado por el momento actual, pero el ideal para remontar y recuperar la confianza que el plantel necesita. El encuentro será el domingo a las 15.30 en el José Amalfitani, por la octava fecha de la Superliga.