Los del parque comenzaron un partido sin sobresaltos y con algunas aproximaciones de Negri sobre la izquierda, muy desequilibrante, y con Cacciabue por derecha con mucho desgaste sobre la banda. Pero el partido fue muy cerrado y trabado. Con el correr de los minutos Newell's parecía que se acercaba al gol acechando al rival. Se pudo observar un planteo táctico en el que el "mono" Burgos agrupó las líneas y decidió generar juego sobre ambos extremos, pero le faltó la jerarquía de un centro delantero que haga la diferencia en el área.

En el complemento Newell's fue de mayor a menor. Empezó con una presión voraz y coordinada adelante y supo incomodar al rival. Una postura que se fue retrasando en el terreno. Tuvo, en esa primera parte mejores aproximaciones y situaciones peligrosas cuando la pelota encontraba el pie derecho de Maxi Rodríguez o los pases hacia adelante de Pablo Pérez. El cuadro rosarino se replegó, pero eso no le dio la solidez que el DT pretendía. Es que los brasileños hallaban huecos y, así, iban progresando por el centro, a las espaldas de los volantes de Newells y en los duelos individuales por los costados, sobre todo por intermedio de Janderson, muy movedizo y hábil por la derecha.

El orden que exigía Burgos quedaba en deuda porque aparecían líneas de pase. Ya sin Maxi en cancha, los rosarinos resignaron la tenencia del balón, el arco rival les quedaba demasiado lejos y no podía lastimar con transiciones veloces. Quedó la sensación de que si se hubiera animado más, la Lepra se habría llevado algo más de Brasil. No lo hizo, supo sufrir y debe darle valor al punto obtenido. Newell's no pudo cortar su racha sin ganar en Brasil, pero estiró a seis juegos su invicto con Burgos en el banco.