La vida le sonríe a Tigre, luego de mucho tiempo de inestabilidad, irregularidad y malos resultados. Con un nuevo entrenador y un plantel de jerarquía para afrontar la Primera Nacional, el Matador disfruta de un presente fantástico, de acuerdo a las expectativas que se tienen de un club de este calibre.

Este lunes, Tigre jugaba uno de sos partidos que declaran a un equipo como candidato, una buena prueba de fuego. Recibía a Quilmes, siempre protagonista en esta divisional, y rival al cual a los de Victoria siempre les costó quitarle puntos. Y en un partido cerrado, donde los dos elencos salieron a ganar pero no encontraban la llave del gol, apareció el goleador, el distinto, aquel que destraba a las defensas más cerradas y es una pesadilla para todo arquero que lo enfrenta: Pablo Magnín, el artillero máximo del campeonato con 10 goles en 8 encuentros, quien con una pirueta tras una gran pared entre Protti y Fernández, a menos de 10 minutos para el final, le dio a Tigre un triunfazo que vale oro.

Lo de Magnín supera toda expectativa: llegó a 15 tantos en el club, anotó en todos los cotejos del certamen menos contra Agropecuario y marcó 10 de los 13 goles del equipo en este campeonato (los otros los reparten entre Tomás Fernández y Enzo Díaz). El ex Sarmiento no afloja el acelerador y todas las esperanzas para generar peligro pasa por su presencia en el área rival, para aparecer cuando sea oportuno. Así, Tigre ganó partidos muy cerrados, como Temperley, Estudiantes de Río Cuarto o Maipú, gracias al 7 que seguramente será codiciado por muchos a final de temporada, pero que por ahora disfruta Tigre.

El equipo de Diego Martínez no solo tienen aún goleador en estado de gracia, sino que solucionó un flagelo de la temporada pasada: la fragilidad defensiva, y con una apuesta como Felipe Zenobio en el arco, quien ostenta un récord de 633 minutos sin recibir goles, o sea, siete partidos consecutivos con la valla invicta. Solo buscó la pelota en su red en la fecha inicial contra Belgrano (1-2), pero luego cerró su arco contra Riestra, Gimnasia de Mendoza, Estudiantes de Río Cuarto, Temperley, Maipú, Agropecuario y Quilmes. Con la lesión de Gonzalo Marinelli, el juvenil contó con la chance de su vida y está respondiendo con creces, aún teniendo la presión de tener a Manuel Roffo (el arquero traído de Boca Juniors) esperando su oportunidad. En el torneo pasado era novedad terminar un partido con el arco en cero; ahora se está convirtiendo en una grata costumbre. 

El entrenador, más allá de unos retoques puntuales (rotar entre Gabriel Compagnucci y Lucas Blondel en el lateral derecho, o en el ataque optar por Ijiel Protti o Diego Becker; y ayer probando un doble 9 con Enzo Díaz en lugar de Tomi Fernández), le está dando lista a un equipo prácticamente fijo, sin lesionados ni suspendidos hasta el momento. Un equipo que se está conociendo de memoria, que se está acostumbrado a ganar y a ser protagonista.

Tigre lidera la Zona A con 19 puntos, uno más que Atlanta y Gimnasia (M), sus perseguidores inmediatos. La fecha próxima tendrá jornada libre, y puede perder el liderazgo, aunque en el pero de los casos quedaría tercero, con margen. Por eso fue tan importante haber ganado contra un rival directo y mantener este buen momento, en una categoría donde cualquier distracción se paga caro. Mientras tanto, aunque falte mucho, en Victoria suelan y tiene con qué: una defensa ordenada e impenetrable, junto a un delantero que manda a guardar cualquier pelota que pase por su territorio. Con eso, nada más y nada menos, sueña Tigre.