Hace 36 años cuando el árbitro Romualdo Arppi Filho dio por terminada la final del Mundial de México 1986, el estadio Azteca se vistió de celeste y blanca porque la Selección Argentina se consagraba campeón al vencer por 3 a 2 a Alemania. En esa inolvidable jornada el equipo conducido por Carlos Salvador Bilardo comenzó a ganar el partido por el carácter inquebrantable de Jorge Luis Brown porque se sacó el hombro izquierdo de lugar al caer y pese al dolor continuó en el campo de juego. Su heroísmo, su fuerte  y su amor propio lo llevaron al área alemana para tratar de aprovechar el tiro libro que iba a ejecutar Jorge Burruchaga.

El gran socio de Ricardo Bochini y Diego Maradona le pegó a la pelota y el ex defensor de Estudiantes de La Plata ganó el duelo y de cabeza abrió el marcador para generar la alegría albiceleste. Con respecto a este histórico tanto, el Tata Brown recordó en  un video que extrajo el diario La Nación: "A mí se me metió Diego adelante, y Burru que le pega bien fuerte con comba. Cuando empiezo a tomar carrera, lo miro a Schumacher y digo: 'no llega'. Yo voy corriendo, lo empujo a Diego, lo tiro, y le meto el frentazo. Ahí ya no miraba más la pelota, salí a festejar el gol".

Más tarde en el segundo tiempo, el conjunto argentino volvió a ratificar que el sueño mundialista era posible porque el Negro Héctor Enrique armó una jugada de contraataque y asistió mágicamente a Jorge Valdano, quien usó todo su experiencia en los terrenos de Newell’s, Alavés, Zaragoza y Real Madrid y con un gran remate anotó el 2 a 0. El autor del 2 0 albiceleste en un reportaje con la TV Azteca describió con detalles la jugada en que fue protagonista:

Frente a este resultado el escenario era el mejor pero los dirigidos por Franz Beckenbauer se recuperaron increíblemente. Por intermedio de dos testazos. El descuento llegó a los 28 minutos del complemento, luego de un corner, Brehme con un cabezazo le dejó justo el balón a Rummenigge, quien como los que sabe venció a Nery Pumpido.  A los 35, la pesadilla se hizo realidad porque los alemanes usaron los guiones de Inglaterra cuando complicó al seleccionado del Doctor Bilardo en el cruce de los cuartos de final y de esa forma luego de otro pelotazo Voller de cabeza estableció el 2 a 2.

La Selección Argentina se guardó una última carta y con el empuje del Negro Enrique más el toque maestro de Diego Maradona, Burruchaga se fue directo al área teutona y sin dudar marcó el histórico 3 a 2. El ex mediocampista de Independiente en un reportaje con  Infobae recordó ese tanto inolvidable: “Nunca, nunca. Nunca hablé con Diego de esta jugada. Siempre me convencí de que tenía que ser gol. Cuando Diego me pone la pelota esa, yo voy en diagonal, no miré para ningún lado. Me fijé en el arco, me fijé en la ropa de Schumacher. Nunca pensé otra cosa que en que fuera gol, estaba muy seguro, no dudé nunca en ese trayecto de 40 metros. Sí esperaba por cómo podía salir Schumacher. Salió con las piernas hacia adelante, me dio la posibilidad de picársela por entremedio de las mismas pero nunca dudé”.

Con ese tanto el elenco albiceleste consiguió su segunda Copa del Mundo después de levantar la de 1978. Fue un día inolvidable que 36 años después todavía se celebra.