El Cilindro era (otra vez) el marco de una nueva final que Racing tenía por delante. El contexto era positivo, aunque no el mejor. Gimnasia y River habían perdido, mientras que Huracán y Boca lograron sumar de a tres. El local quería formar parte de la segunda lista para quedar en la tercera posición en espera del partido de Atlético Tucumán. 

A diferencia de visitas anteriores al Cilindro, Unión planteó un partido de igual a igual. Golpe por golpe. El equipo santafesino disputó el encuentro lejos de su propio arco. Lo cierto es que esto le terminó trayendo problemas. Pero el efecto sorpresa logró su cometido.

La Academia jugó un partido que seguramente no estaba en los planes de su entrenador. Acostumbrado a filtrar pases en búsqueda de romper estructuras defensivas, el local tuvo más espacio en el sector ofensivo. La clave estuvo en la recuperación rápida, como es costumbre, y la rápida transición al ataque. Esta fue la manera más efectiva a partir la cual Racing logró generar peligro.

Unión con su audaz propuesta se aproximó al arco de Matías Tagliamonte, aunque ninguna situación fue una verdadera amenaza. Fue recién luego del primer cuarto de hora que Racing se dio cuenta el tipo de partido que le estaba presentado su rival. Ataques rápidos e incisivos, ahí estuvo la llave del partido durante los primeros 45´.

Por el desarrollo previamente descripto, Racing no dominó necesariamente pero tampoco se privó de tener las más claras. Maxi Romero desperdició un mano a mano frente a Santiago Mele. El arquero de Unión terminó adivinando las intenciones del delantero académico.

Otra vía de acceso importante al campo rival fue la banda derecha. Buen desempeñó del tándem PilludHauche. Ambos desbordaron en varias ocasiones y este último casi logra convertir tras un gran centro de Vecchio. Cada vez que el ex Rosario Central se iluminaba, el ataque de Racing era otra cosa.

De esta manera, sin poder convertir lo generado, es que terminó la primera parte. Regular actuación de ambos. Ninguno pudo ejecutar plenamente lo planificado en la semana. Unión trató de jugar siendo agresivo, pero poco fue lo que terminó materializando; y Racing que, al no tener la pelota, tuvo que ser otro equipo al que está acostumbrado.

Ambos equipos no se sacaron ventaja en la primera mitad. Foto: Racing Club
No se sacaron ventaja en la primera mitad. Foto: Racing Club

El segundo tiempo fue una montaña rusa de emociones para los hinchas académicos. Unión arrancó decidido a llevarse los tres puntos de Avellaneda. Amenazó con una tenencia sostenida de la pelota durante los primeros minutos. Consecuentemente hubo chance clara de Machuca que pasó cerca.

El que avisa no traiciona… y Unión no traicionó, concretó a los 4´. Tras un centro de Lucas Esquivel, Junior Marabel anticipo a Emiliano Insúa, cabeceó y la pelota desvió en el defensor de Racing que la mandó dentro de su propio arco. Sorpresa en Avellaneda. Todos sabían que lo único que valía eran los tres puntos. Este fue el motivo por las que el equipo local perdió sus cabales los minutos siguientes.

Racing, shockeado por el gol, comenzó a desesperarse por querer torcer la historia a fuerza de centros y pelotazos. Desequilibrado, La Academia quedó descompensado. El medio campo se convirtió en un lugar transitorio. Los futbolistas visitantes tenían lugares suficientes para hacer destrozos.  El Tatengue pudo haber liquidado el encuentro repetidas veces. Primero, una construcción de jugada impecable que terminó en un mano a mano de Marabel. El propio futbolista de Unión la tiró por arriba del travesaño.

Esta fue la parte de la historia en la cual Matías Tagliamonte se convirtió en el héroe de la noche. El ex Atlético Rafaela tapó varias jugadas de gol. A destacar una doble tapada a los 20´ de la segunda parte. El partido estuvo constantemente al límite de ponerse 0-2.

Unión le dio vida a Racing por impericia propia en la definición y por una actuación excelente del arquero local. El desconcierto en el equipo de Gago siguió latente, y el DT probó cambiar caras para cambiar el resultado. Carlos Alcaraz, Jonathan Gómez, Matías Rojas y Johan Carbonero ingresaron a la cancha. Este último terminó siendo el gran protagonista de la noche.

La épica comenzó a los 27´del complemento. Desde su ingreso, Matías Rojas significó una rebanada de aire fresco en la ofensiva celeste y blanca. Terminó siendo determinante en el desarrollo del cotejo. El paraguayo colocó un centro que pareció casi teledirigido a la cabeza de Coppeti, quien como todo goleador no dudó en saltar. Racing empató y la ilusión crecía.

Digno de un final hollywoodense, el partido adquirió una dinámica de ida y vuelta. El visitante sintió el gol de Racing y nunca logró se tan punzante como lo fue en el arranque del complemento.

Faltando cinco minutos para el final del tiempo reglamentario, tras un pelotazo y un intento de cabezazo de Copetti, la pelota quedó en la banda izquierda para Johan Carbonero. El colombiano, que sufrió su adaptación al club, consagró una noche épica mandando la pelota al palo del Mele, quien esperaba un remate al otro extremo y dejó un espacio suficiente en su propio lado del arco.

Los minutos restantes fueron como se esperaban. Racing trató de mantener la pelota y aprovechar algún contrataque con el rival yendo a buscar el empate. Pero el final estaba decidido. La tarea estaba hecha y Gago y compañía lo sabían. Sus dirigidos sacaron adelante lo que podía terminar siendo una noche fatal. Patricio Loustau pitó y la victoria fue celeste y blanca. 

  • El resumen del partido

Todo fue felicidad en Avellaneda. La Academia se metió de lleno en la lucha por el campeonato. Lucha que muchas veces pareció quedar en el olvido luego de derrotas y empates pálidos fechas atrás. Racing logró su tercer victoria consecutiva y quedó a dos de la punta, a falta de que juegue Atlético Tucumán.

La Gagoneta, con menos jogo bonito y más corazón, termina siendo candidato en la recta final.