El panorama que se vivió en Floresta durante la tarde de ayer fue tenso. El verano terminó pero en All Boys más de uno quedó caliente por el flojo rendimiento del equipo de Gabriel Perrone. En seis presentaciones, son cinco los empates y una la derrota. Uno a cero perdió en el Islas Malvinas el albo contra Sportivo Belgrano, que venía último en la tabla.

Se le quemaron los papeles al elenco blanco y negro una vez que saltó a la cancha. Una amarilla a los tres minutos a Franco Mazurek por simular un penal y otra a los diez tras propinarle, inexplicablemente, una patada al rival, dejaron al conjunto local con uno menos. Pese a eso, All Boys trató de inclinar la cancha y de hecho fue más agresivo que su rival en el primer tramo del encuentro, aunque sin mostrar ideas claras. Jonathan López y Marcos Pirchio quedaron aislados arriba y la pelota no les llegaba con claridad. En la lucha cuerpo a cuerpo con los defensores, no había prosperidad. Quizá un cabezazo de López desde el punto penal y un remate de Pirchio mano a mano, entrando por la derecha, que el arquero tapó con la pierna, hayan sido las más claras de un equipo aquejado por la falta de profundidad.

Decíamos que el hecho de tener un hombre menos en cancha no se notaba. Pero a los 35 minutos del primer tiempo se abrió el marcador y la historia fue otra. De triro libre y luego de una linda pegada, Gastón Álvarez Suárez decretó el uno a cero en favor de los visitantes. Los cordobeses pegaron primero y eso les alcanzó para llevarse el partido.

En el entretiempo, Olego ingresó por López. Se vió a Franco más tirado atrás e intentando distribuir el balón, probablemente tratando de suplir la ausencia del diez. De entrada se mostró activo. Tuvo una chance avanzando por el costado derecho. Tapó el arquero y la mandó al córner. Luego su participación se diluyó.

Si bien en el retroceso All Boys podía llegar a verse en problemas, la defensa tuvo una buena tarde. Bárzola sólido y Brundo también en buen nivel, supieron aguantar las embestidas de un rival que solo jugó a la contra en la segunda etapa. Pero el blanco no supo que hacer con la pelota dominada. Con Ezequiel D'angelo desdibujado y Emmanuel Perea errático, la pelota no llegaba arriba y los minutos pasaban. El ingreso de Leonel Di Plácido tampoco contribuyó mucho.

A los 20 minutos llegó la explosión de la gente. El equipo era desconcierto y no otra cosa y eso no se toleró. Se cantaba por Fernando Sánchez- no estaba en el banco- y se insultaba a los jugadores. El nerviosismo, si no se había trasladado a la cancha todavía, lo hizo llegando a los 30, cuando Gastón Losa quiso salir jugando con un compañero y se la sirvió al delantero de los visitantes que no pudo concretar.

Los últimos minutos dieron la postal de un equipo rendido que no sabía que hacer con la pelota en tres cuartos de cancha en adelante. La réplica mostró constantemente a un equipo falto de picardía que nunca supo como definirlo.

La excusa podría ser la temprana expulsión de Mazurek, pero no haber ganado en seis presentaciones, pone en evidencia a un plantel que parece haber tocado fondo.