Esta vez, le fue suficiente al conjunto del Vasco alinear todo los espacios de la cancha, para controlar a un Boca que se hizo dueño de la posesión de balón. Frente a eso, Atlético hizo un gran desgaste en el mediocampo, con aciertos y errores. Lo más positivo del decano fue esa determinación en los ataques rápidos que descolocó, en más de una vez, a los pupilos de Guillermo Barros Schelotto. Tal vez, el punto a mejorar es en la defensa, donde Pavón, Centurión y Tevez aprovecharon para hacer de las suyas. En otras palabras, el rendimiento grupal pisoteó toda arremetida individual y eso le permitió a Atlético soñar con una victoria.

Los primeros cuarenta y cinco minutos estuvieron signados por un criterioso manejo de balón por parte del conjunto “Xeneize”. Los Pérez (Pablo y Sebastián) hicieron del mediocampo su fortaleza. Sin embargo, el primer gol de Boca llegó de una manera insólita: pelotazo de Guillermo Sara, la pelota se desvía, Cáceres Rodríguez queda descolocado y esto es aprovechado por Carlos Tevez, quien le cede el gol a Cristian Pavón a tan solo 3 minutos del inicio. Gol boquense y un estadio José Fierro inmerso en el silencio y en la reflexión.

La cuestión no iba a quedar así, ya que el plantel Decano se nutrió de los espíritus caudillistas para presentarle batalla al ejército de Guillermo Barros Schelotto. Atlético compensó e hizo un mejor relevo defensivo y le empezó a faltar el respeto a Boca. Esto se concretó casi en el último aliento del primer tiempo, con el gol de Fernando Zampedri a los 42 minutos. El partido en tablas y con un final abierto, al igual que las novelas cortazarianas.

Si el primer tiempo fue de novela, este se llevaba el best seller. El partido creció con un alto nivel de emotividad, a tal punto que el choque de fuerzas futbolísticas fue creciendo a pasos agigantados.

Sin embargo, Boca volvió apelar a la vieja fórmula del primer tiempo: centro exquisito de Jonathan Silva. De esa manera, Pavón la recibió cómodo y puso la cuestión 2 a 1 a favor del “Xeneize”.

Parecía que iba a ser un golpe de knockout para el “Decano”, pero el equipo tucumano sacó fuerzas de donde no tenía. Con una corrida magistral del velocista Leonel Di Plácido, el “Polaco” Cristian Menendez desató el grito de empate, mediante un cabezazo que prácticamente pareció una victoria.

En líneas generales, el ganador del encuentro podría haber sido cualquiera de los dos ya que más allá de lo mostrado en el campo de juego, el partido fue atractivo, dinámico y emotivo. No se le puede pedir más a un equipo grande como Boca Juniors y a un Atlético que que quiere hacer historia en el fútbol del NOA, entrando a la Copa Libertadores.

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Sobre el autor
Ramiro Garaffa
Soy un periodista que tiene mucha curiosidad y tengo versatilidad para abordar los distintos temas