Sebastián Driussi fue durante mucho tiempo una perla de la cantera de River que no podía demostrar en la primera lo que lo diferenciaba entre los más jóvenes. Campeón de un sudamericano Sub-17 y Sub-20, figura y campeón del Mundial de Clubes Sub-17 en 2013, tenía todo para ser un nuevo ídolo, pero nunca sucedía.
Hasta que sucedió. Desde su debut en 2013, pasó muchos torneos siendo ubicado en las bandas, intentando aprovechar su velocidad más para el desborde y el sacrificio que para la llegada al gol. Bajo la conducción de Marcelo Gallardo esto no cambió, hasta que la necesidad llamó. Las lesiones de sus delanteros más experimentados (Mora, Alonso, Larrondo) lo obligaron a devolverlo al frente de ataque, donde había brillado en inferiores. Y allí volvió a brillar.
Lleva ocho goles en el torneo, incluyendo dos dobletes en fechas consecutivas ante Defensa y Justicia y Vélez, y el equipo empezó a apoyarse más en él. Su último tanto fue hace dos semanas ante Huracán, y fue un gol de goleador. Un corner desviado donde el único jugador atento para reacciones fue él, que solo tuvo que empujarla con cla cabeza para mandarla al fondo de la red.
Está en uno de esos momentos en los que a un jugador todo lo que intenta le sale bien, y lo logra traducir en goles. En estas 12 fechas, hizo la mitad de los 16 goles que lleva convertidos en River. Y, además, es el autor de casi la mitad de los 18 tantos de su equipo en el certamen.
En su primer Superclásico como un delantero puro, Driussi intentará seguir con su increible racha. Ya consolidado como uno de los jugadores más importantes del equipo, será el centro de atención de la defensa azul y oro. Y pensar que hace un par de meses casi se va a préstamo porque no jugaba bien como volante por izquierda...