Llegó con todas las luces y se fue por la puerta de atrás. Nunca logró jugar a la altura de lo que se decía que podía jugar, ni tras llegar como el gran pedido de Carlos Carlos Bianchi, ni con el guiño de Juan Román Riquelme que lo nombró a principios de 2015 como el mejor jugador del club en ese momento. El Pachi Federico Carrizo ya tiene un pie y tres cuartos afuera de Boca.

El xeneize realizó un enroque de porcentajes con el canalla. Pasó de tener el 60% de su pase a tener solo el 40%, ya que Rosario Central compró un 20% y se convirtió en el poseedor del 60% cuando antes tenía un 40%. Muchos números, como los que no supo acumular el jugador, que disputó 61 partidos en el club y convirtió 6 goles además de dar 10 asistencias en dos años y medio.

Su potencial futbolístico siempre estuvo por encima de su rendimiento, por eso cuando parecía que no tenía lugar en el club a mediados de 2015 fue dado a préstamo a Cruz Azul, pero solo jugó un poco màs de 200 minutos antes de perder el lugar y volver al país en noviembre de ese año.

Su mejor momento fue quizá cuando recién llegaba Guillermo Barros Schelotto a la dirección técnica. En el esquema del DT era el extremo por derecha titular, y sobre todo en la Copa Libertadores tuvo grandes rendimientos, el más recordado siendo el gol de tiro libre desde casi 40 metros que le convirtió al Bolivar en Bolivia, clave para rescatar un punto de la altura de La Paz.

Sin embargo, poco sirvieron estos partidos de un jugador que alternaba demasiado sus buenos partidos con actuaciones deficientes. Las llegadas de Ricardo Centurión y Nazareno Solís a mitad de año le sacaron mucho terreno en la consideración del DT, y el club en el que debutó fue rápido para readquirir sus servicios. Ahora quedará por verse si en Rosario puede tener los minutos que dijo que necesitaba, y si su verdadero nivel era el que veía Riquelme o el que veía el Mellizo en los entrenamientos.