Boca tuvo un complicado partido ayer en el Norberto Carminatti ante Olimpo de Bahía Blanca, donde pudo rescatar un punto. Durante el transcurso de la mayoría del juego, quien se erigió como figura fue Ricardo Centurión, autor del primer tanto del partido.

El extremo, cuyo pase pertenece al San Pablo de Brasil, se mostró siempre como una opción de pase para sus compañeros y, a pesar de abusar varias veces con los segundos que tuvo la pelota en sus pies, siempre fue el que más desequilibro de los tres de adelante. También vale destacar que fue un blanco de todos los defensores del Aurinegro, donde a lo largo de todo el juego se cansaron de golpear en todo el cuerpo al mediocampista versátil. Justamente de un foul provocado a él vino el primer gol, donde un centro bien ejecutado por Jonathan Silva, encontró en soledad a Centurión, quien cabeceó formidablemente para darle la ventaja transitoria a los de Guillermo Barros Schelotto.

Luego en el segundo tiempo fue valioso su aporte a la hora de hacer triangulaciones por los costados, el lugar por donde más falencias evidenció el equipo local y por donde mejor lo hace el Xeneize. Fue siempre una rueda de auxilio y la bocanada de oxígeno que muchos de sus compañeros le faltaron ayer, al aguantar la pelota, pensar la mejor opción de pase e ir en busca de la devolución. Luego, en los últimos minutos, salió extenuado luego de un sacrificio enorme.

Cabe destacar que Centurión podría estar viviendo sus últimos juegos como jugador de Boca debido a que vence el préstamo con el equipo brasilero pero el Mellizo hará lo imposible por dejarlo en el equipo gracias a que sus goles, gambetas y actitud dentro de la cancha lo hizo merecedor de jugador inamovible del equipo.