Hace rato que la defensa de Boca venía mostrando problemas. Nadie se convertía en un pilar inamovible, ni mostraba tampoco las condiciones para hacerlo. Es por eso que, durante el mercado de invierno, Guillermo Barros Schelotto hizo hincapié en la necesidad de incorporar un hombre de experiencia para la última línea. Y, es por eso, que llegó un viejo conocido suyo y un viejo anhelo de la dirigencia: Paolo Goltz.

El ex Lanús llegó proveniente del América de México. Aunque no llegó en plenitud física, ya que arrastraba una lesión muscular, rápidamente, se insertó en el grupo y, más rápido aún, se ganó un lugar entre los once, desplazando a Santiago Vergini. Sus buenas actuaciones trajeron varias soluciones a la defensa xeneize y, además, potenció a su compañero de zaga, Lisandro Magallán.

Tiempista para realizar los cruces, férreo y casi impasable, Goltz trajo firmeza y seguridad a la última línea. Guillermo no esperaba menos de él y, por eso, insistió mucho con su llegada. Lo espero hasta que estuvo al 100% físicamente y Paolo demostró estar a la altura del Xeneize. Se puso la camiseta y jugó, se afirmó en la primera línea como si hubiese jugado toda su vida con la casaca azul y oro

Por la Superliga jugó diez partidos, donde no obtuvo ninguna amarilla, pero sí una roja ante Rosario Central, que complicó mucho a su equipo. Sin embargo, Vergini respondió bien cuando le tocó jugar, haciendo que la ausencia de Goltz no se sienta demasiado, lo que llevó una gran tranquilidad al DT.

Goltz se convirtió en el pilar xeneize. Ese que tanto buscaba Guillermo para darle seguridad a esa maldita última línea que tanto dolores de cabeza le causó. Pues bien, ahora puede estar tranquilo, porque Paolo cumplió y lo seguirá haciendo, con firmeza y vehemencia, sin complicar demasiado a su equipo y brindando más soluciones que problemas para el DT.

VAVEL Logo
Sobre el autor
Yanina Ramos
Periodista deportivo. Coordinadora de Boca Juniors y San Lorenzo en VAVEL Argentina. Jugadora de handball (SAG Lomas).