Chacarita llegó al día de hoy con once puntos y a la espera de acortar distancias con el líder Los Andes. Jugó mal contra Ferro el pasado martes y el déficit a la hora de salir de casa se hizo sentir. Por eso había que ganar y los de Biggeri ganaron. Es cierto, el partido no fue vistoso y hubo falta de ideas desde ambos lados, pero el funebrero logró imponer esa chapa que de local saca a relucir frecuentemente y ya son diez los cotejos sin perder en San Martín.

En el comienzo del primer tiempo, se dio un partido trabado, friccionado y sin ideas. Los locales no lograron ser ese equipo sólido en tres cuartos de cancha que nos acostumbramos a ver. Manso y Menéndez fueron solo intenciones. A Milla, la redonda no le llegó limpia. Lo de Soto Torres fue de lo más flojo. Aislado y recostado por el sector izquierdo, no incidió nunca en el curso del juego. No obstante estos aspectos, Chacarita fue más que su rival. Pero paradójicamente, Villa Dálmine tuvo las primeras aproximaciones. A base de pelotazos que llegaban a destino, el elenco visitante se acercó y llegó a avisar en algunas oportunidades. Rossi se animó a los 16 entrando por la banda izquierda. A los 21 llegó la oportunidad para el tricolor. La jugada nació de la asociación entre Zelmar García y Menéndez. Luego fue Manso quién habilitó a Milla que tuvo que exigirse para tocar la pelota que pegó en el palo derecho de  Kletnicki. Faltando dos para irse al descanso, Paredes fue amonestado tras una dura infracción.

Al segundo tiempo, Villa Dálmine salió con otra intensidad. De entrada, la presión de los jugadores del violeta, complicó la salida de Chacarita. En el retroceso, también estuvo correcto el equipo de Rondina. No dejó espacios y Milla no pudo operar con facilidad en el área. A los 9, Soto Torres recibió un pase de Menéndez, que no fue desequilibrante hasta el momento del gol, remató y dominó seguro el arquero. Vino la reacción de Chaca y fue a buscarlo con más ímpetu. El  match siguió al borde de la ebullición, producto del constante choque que ya remarcamos anteriormente. Milla fue amonestado a los 16 en otro momento caliente. A los 21 llegaron malas noticias. Paredes recibió la segunda amarilla y tuvo que salir de la cancha. Quien tuvo que sacrificarse fue Soto Torres, que de todas formas poco había hecho para quedarse en cancha. Entró Ortíz en su lugar y el elenco de San Martín padeció la falta de un hombre en ataque.

Otro punto de inflexión se suscitó cuando a los 24 Rossi quedó mano a mano con Taborda e inexplicablemente tiró la pelota por arriba del travesaño. Significó una vida más para Chacarita y un guiño de la suerte. Manso, que fue la figura del partido, trataba de manejar los hilos y a los 26, de pie a pie, eludió a dos defensores y sacó un remate que salió desviado. Decíamos que Menéndez tuvo un partido opaco, pero cuando el reloj marcó los 32 minutos, el diez encaró y desbordó por la banda izquierda, tiró el centro por abajo y Manso la empujó entrando como un torbellino. Fue el uno a cero para Chacarita que quedaba así a uno de Los Andes. A los 41 tuvo que salir Milla por una molestia y esa sea quizá la peor noticia en una tarde de alegría para San Martín.

El equipo volvió a ganar y dio otro paso más en este largo camino que queda por transitar.