Domingo 23 de abril. Fecha 29. El ajustado empate frente a Boca Unidos en Corrientes sentenciaba el final de Martín Astudillo como director técnico de Independiente Rivadavia. ¿Justa decisión? La impresión, por lo demostrado en las estadísticas y por los hinchas, parecía que no. El rendimiento no era malo y había un poco más de tiempo. Pero ni siquiera los 38 puntos sumados y apenas seis derrotas lograron esfumar al flagelo del descenso.

¿Quién vendría? La respuesta sorprendió, de mala manera, a muchos. Alfredo Berti, dado sus antecedentes como adiestrador en Newell's y Aldosivi, fue mirado de reojo apenas se oficializó su contratación. Críticas que se instalaban con más firmeza por el saldo negativo de tres empates y la goleada en contra ante Flandria.

Nada cambiaba. El peor final sofocaba y la luz de la esperanza parecía apagarse. Aunque el tan ansiado triunfo llegó. En la fría tarde del 26 de mayo, la Lepra venció, sin antes tener el corazón en la mano, a Gimnasia de Jujuy.

A partir de allí, las pequeñas pero sólidas variantes implementadas por Berti dieron resultado, como la inclusión del juvenil Lautaro Disanto; la titularidad de Fausto Montero junto con Gastón González, quien ya no jugaría como volante derecho sino como un compañero un jugador de presión y creación en el centro del mediocampo; y sacar a jugadores de peso como Franco Dolci, Hernán "el Sapito" Encina y Facundo Curuchet.

Luego vendrían dos triunfos vitales, frente a Nueva Chicago y el formidable partido ante el puntero (y reciente campeón) Argentinos Juniors. Signos de mejoría impensados, que hasta permitieron que la injusta derrota en Córdoba en manos de Instituto no doliese en absoluto. La seguridad y confianza brindada por el equipo permitía que el fuego de la ilusión se encendiera definitivamente.

El presente, por fin, le sonríe al Azul. De las últimas cinco jornadas, triunfó en cuatro y empató la restante. No es producto del azar. De hecho, la idea del técnico ha alcanzado una calificación muy alta.

A las ya convincentes actuaciones de Cristian Aracena se añadieron rendimientos dignos de apreciar, como la dupla compuesta por Yeimar Gómez Andrade y Sergio Rodríguez, el dúo de juego y presión de Montero-González, la comunión entre Disanto, Mauro Cerutti y Diego Cardozo, además de la siempre insistencia de Cristian Tarragona en la marca y en el gol. 

Si las piezas están en orden, cualquier aparato funciona. Independiente encontró el funcionamiento en medio de la emergencia y, con ya 63 puntos, está a un paso de salvarse definitivamente de ese monstruo que lo persigue desde que la temporada 2016/17 comenzó.