Independiente jugó un flojo partido. No dominó el trámite en ningún momento. Si pudo ganarlo, fue porque el segundo tiempo se volvió frenético, de arco a arco y sin mediocampo, es decir, una moneda al aire que podía derivar en triunfo o en derrota pero que al final nunca cayó.

En el primer tiempo el equipo de Ariel Holan intentó profundizar en su idea de posesión y juego asociado, pero estuvo lejos de hacerlo. Cuando Atlético se animó a presionar, Independiente se llenó de dudas y los jovenes defensores centrales enviaron una y otra vez la pelota por el aire. Así el partido se volvió chato, de pura fricción. Walter Erviti pesó poco en el juego y para peor, se fue lesionado, lo cual significó una noticia muy mala para la estrategia inicial. Independiente debía cambiar mucho.

Casi no tuvo tiempo a proponer otra cosa porque en el arranque del segundo tiempo Atlético Rafaela se puso en ventaja. Había llegado la hora de empezar otro partido, el de la aceleración, los impulsos. No había lugar para la pausa. El golpe por golpe fue el Plan B de Independiente. No es lo que busca Holan, pero aún así se puede sacar ventajas de aquello. Porque Fabricio Bustos es mejor lateral derecho cuando toma la lanza y va que cuando defiende. Porque Nicolás Figal y el capitán Nicolás Tagliafico también pueden marcar diferencias por su sacrificio. Porque Maximiliano Meza, Martín Benítez, Emiliano Rigoni y Ezequiel Barco, son hábiles, gambeteadores y se sienten cómodos en los partidos de alto ritmo, con espacios y la obligación de ir hacia adelante. En cambio, la pausa les hace falta a todos.

En ese contexto de partido desatado, sin mediocampo y del que ambos equipos pudo sacar beneficio a pesar de no dominarlo, Independiente llegó al empate tras una buena intervención de Benítez que necesitó del oportunismo de Emanuel Gigliotti. El partido siguió igual hasta el final, con la moneda en el aire.

En conferencia de prensa, Holan reconoció que el golpe por golpe no es lo que se busca. Significa entonces, que Independiente deberá mejorar para repetir lo que sí hizo ante San Martín de San Juan y Alianza Lima: someter al rival y generar más situaciones. Acercarse al dominio y alejarse del azar, de la moneda en el aire. La lesión de Erviti preocupa porque es el único capaz de marcar diferencias en un ritmo de partido bajo. El zurdo, además, potencia a Emiliano Rigoni con pases precisos al espacio. Además, Holan deberá revisar ese mediocampo y en especial, la posición de Maximiliano Meza, un jugador que tiene condiciones para desequilibrar pero ha intervenido muy poco en los últimos encuentros.

No está de más aclarar que Independiente ha empatado sus cuatro encuentros como local, pero eso no se debe a algo en especial. Los partidos fueron todos distintos, en algunos se jugó mejor y en otros peor. A veces faltó juego, a veces eficacia. Todavía está por verse cuál es el verdadero nivel del equipo. Para eso hace falta tiempo, y lo más difícil de conseguir en el fútbol argentino: paciencia.