El arbitraje de la primera final dio mucho que hablar. Los entrenadores y jugadores de ambos equipos se fueron enfadados con el chileno Julio Bascuñán, a quien se le fue el partido de las manos sobre el final. Especialmente a esto se refirió Renato Portaluppi, más conocido como Renato Gaúcho, en la conferencia de prensa.

El juez había tenido un partido correcto, pero sobre el final del partido omitió una posible expulsión al zaguero brasileño Pedro Geromel (ni siquiera lo amonestó), no sancionó un penal para el conjunto local (tampoco le pidió al VAR la revisión de la jugada) y amonestó erróneamente a Walter Kannemann (G) y a Diego Braghieri (L), quienes no podrán estar presentes en el partido decisivo en la Fortaleza Granate. "Ninguno de los dos mereció la cartulina amarilla, mucho menos Kannemann, que no hizo nada. Ahora no lo tendremos en el partido de vuelta", declaró en caliente el gran entrenador que está realizando su tercer ciclo en el Tricolor.

"Quiero preguntarle a Conmebol y al VAR sobre el video del penal, yo lo vi en televisión. El árbitro se llevó el silbato a la boca y luego no sancionó"

Incluso el DT hizo memoria con respecto a la final de 2008, en la que él mismo dirigía a Fluminense ante la Liga de Quito de Edgardo Bauza, y se sintió perjudicado: "Me gustaría que no se repita lo de la final de 2008". Y finalmente, intentó meter presión para el partido de vuelta. "Espero que en Argentina tengamos un arbitraje totalmente diferente...¡Bien diferente!", finalizó. 

Ambos entrenadores tendrán que rearmar la zaga central para el partido decisivo del próximo miércoles en Buenos Aires. La serie está totalmente abierta y ninguno querrá regalar nada. 

 

 

 

 

 

 

 

 

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