Sin dudas, uno de los mayores escándalos no sólo de la historia de los Superclásicos, sino de la Copa Libertadores. Incluso peor que la grotesca batalla campal entre futbolistas y cuerpos técnicos de la semifinal de la Libertadores 2004, en la Bombonera. En ese mismo escenario, el 14 de mayo de 2015, se dio el escándalo que tuvo trascendencia mundial, también en el estadio boquense.

Situando en contexto: River y Boca afrontaron tres partidos seguidos, entre torneo local y Libertadores, al igual que en el año 2000. Ambos equipos venían punteros e invictos en el campeonato, y se enfrentaron en La Boca. Ganó el equipo que, por entonces, dirigía Rodolfo Arruabarrena, ya que se impuso por 2-0 en el primer derby, con goles de Cristian Pavón y Pablo Pérez. Punta en soledad y golpe anímico al archirrival.

Foto: Canchallena.
Foto: Canchallena.

Se midieron luego en una serie para el recuerdo, en los octavos de final. El Xeneize llegaba como el mejor primero de toda la historia de la fase de grupos de la Copa Libertadores, con 18 puntos (puntaje ideal, seis ganados) y diferencia de gol de +17. El Millonario, en contraste, accedió a 8vos siendo el peor segundo, con 7 unidades, un sólo encuentro ganado; con una clasificación épica, por la ventana. Panorama desalentador para el Millo, pero en la ida, un duelo con patadas al por mayor, se impuso River 1-0, con gol de Carlos Sánchez, de penal. Debía defender esta ventaja en la cancha de Boca.

Ya había una pica, no sólo por ser Superclásico, sino por el antecedente inmediato de la Copa Sudamericana 2014, que ganó River, con polémicas. En La Bombonera, se esperaba un partido con pulsaciones, pero se dieron más afuera del rectángulo de juego que dentro Con bengalas y banderas provocativas (por negligencia en los cacheos), se disputaron 45 minutos, con River dominando el encuentro, cuidando el resultado, ante Boca, lleno de impotencia y sin armas para ir a buscarlo.

Foto: Sky Sports.
Foto: Sky Sports.

Cuando los jugadores de River se disponían a disputar el segundo tiempo, un grupo de hinchas, desde el alambrado, tajearon la manga, y rociaron a los jugadores visitantes con gas pimienta y químicos, que afectaron sobre todo a Leonardo Ponzio, Leonel Vangioni, Matías Kranevitter, Sebastián Driussi, Ramiro Funes Mori y Jonatan Maidana. En los minutos siguientes, el papelón del veedor de la Conmebol, el boliviano Roger Bello, que tardó más de una hora en comunicarle al árbitro Darío Herrera la suspensión del encuentro. Encima, los jugadores de Boca querían continuar. En el interín, ingresó un dron manejado desde una tribuna de Boca, e ingresó al campo de juego Rodolfo D'Onofrio, presidente del club de Núñez.

Un escándalo que involucró a la seguridad (que mostró total ineficiencia) y la dirigencia de Boca. El autor material fue el 'panadero' Napolitano, que luego pidió disculpas. Pero ya era tarde: la Conmebol, avalada por dos antecedentes (Peñarol-Santos en 1961 y Cobreloa-Olimpia en 2002), dio por finalizado el encuentro, River conservó su ventaja y accedió a lo cuartos de final, para consagrarse campeón de América tres meses más tarde.

Después de 11 meses, River regresará a La Bombonera, y vuelve a dirigir Herrera. Sin tanta presión más que el orgullo (River y Boca ya dejaron de pelear en sus respectivas zonas), que sea en paz.Ñ