El ídolo de Nacional de Uruguay, Iván Daniel Alonso Vallejo, era muy poco conocido en el fútbol argentino cuando apareció en el radar del Millonario. Además, sus 36 años, hoy 37, y su nacionalidad que ocupaba uno de los cupos extranjeros, sumaron puntos negativos para que la gente lo viera de reojo. Pero con sus gestos técnicos, su buen estado físico y sus goles aprobó y sirvió como una buena alternativa ofensiva entre los suplentes y de a poco, en los titulares.

Asimismo, en este campeonato el jugador hizo dos tantos, uno de cabeza en la derrota 3-2 ante Belgrano de Córdoba en la segunda fecha y el otro en el empate 2-2 ante Sarmiento de Junín en la décima fecha con el mismo gesto técnico que supo ser una de las mejores virtudes de Alonso. Jugó 601 minutos divididos en 11 apariciones de las cuales cinco fueron de titular y seis de suplente. Parece interesante que de las siete veces que arrancó en el banco haya entrado en seis, estadística que comprueba lo buen recambio que le resultó a Marcelo Gallardo a pesar de que no marcó tanto.

Cinco goles del Terrible en el semestre. Sus 37 años no fueron impedimento para que se destaque.

Por otro lado, en la Copa Libertadores fue hasta Octavos de Final el goleador de River con tres tantos. Dos de ellos en la goleada 4-0 ante Trujillanos en Venezuela, uno de cabeza y otro de un buen zurdazo, y el último en la derrota 2-1 ante San Pablo en Brasil, también con un cabezazo. En esta copa jugó 393 minutos divididos en siete encuentros de los cuales fue titular en cuatro y comenzó del banco los otros tres. Estuvo cuatro veces en el banco y sólo no entró en una. 

Se puede decir entonces, que el goleador cumplió pero por lo demostrado podría haber hecho más goles. Es cierto, el déficit futbolístico riverplatense en este semestre fue muy bajo como para permitirle al delantero que se dé el lujo de hacer muchos tantos siendo que no es fácil dejarlo de cara al arco. Es más, una de las más destacadas acciones del Terrible, como así le dicen, fueron sus constantes peleas de espaldas al arco con los defensores rivales a la hora de bajar los incesantes pelotazos que le tiraron durante todo este ciclo. En la mayoría el receptor fue un compañero suyo por lo que sirvió pero no concluyó bien. Tampoco fue bueno el manejo de pelota parada que se vio en estos meses, lo que no favoreció el buen juego aéreo del uruguayo que sin dudas es su mejor arma. También se recuerda mucho aquella acción contra Boca en la que el experimentado futbolista le erró a la pelota y no pudo hacer su gol más importante.

Por último, no se sabe cuanto le quede a Iván Alonso por jugar. Pero a sus 37 años el físico no es un impedimento para que siga desempeñándose, eso quedó demostrado. Se sabe que ya ejerce actividades extrafutbolísticas por lo que no es seguro que siga mucho tiempo más, aunque fue un refuerzo más que utilizable y no tardó en adaptarse al equipo. Es difícil encontrar un partido en que haya jugado mal, tampoco son muchos en los que deslumbró, pero sí es un profesional que se calzó la banda roja e hizo lo suyo en silencio y con trabajo.