¿Cómo olvidar esa noche? ¿Cómo no recordar la jornada en la cual River vivió un éxtasis sin igual al dejar en el camino al rival de toda la vida y de vengarse de la eliminación copera de hacía una década? ¿Cómo no saborear ese acto de revancha que tuvo su punto de ebullición en la mano derecha de Barovero y en el botín zurdo de Pisculichi? ¿Cómo no gritar desaforado tras el pitazo de Delfino y el desahogo para clasificar a una final copera tras 11 años, y ganarla después?

Muchas emociones se vivieron esa noche de 27 de noviembre. La previa, caldeada por declaraciones cruzadas y en la ida, en La Bombonera, fue 0-0, con más fricción que fútbol, pero dejó conformes a ambos: al Xeneize, porque pasaba empatando con goles; al Millonario, porque definía de local y bastaba un triunfo. Todo se definía en el Monumental.

Primera vez que River eliminaba a Boca de forma directa de una Copa internacional.

Con un recibimiento espectacular, con serpentinas, luces y fuegos artificiales, el partido empezó y, a los 14 segundos de juego (sí, catorce segundos), Ariel Rojas derribó a Meli en el área y Germán Delfino cobró penal para Boca. Tumultos, empujones, un láser verde incluso demoraron la ejecución de Emmanuel Gigliotti, verdugo del Millo en 2013 en el mismo estadio. Pero el Puma tomó la pelota, una larga carrera y una ejecución con cara interna del botín derecho, a la derecha de Marcelo Barovero, quien adivinó la intención del 9 de Boca y con su guante derecho, desvió el remate. Se festejó como ameritaba, porque fue determinante, aunque faltaran 87 minutos más.

Boca se cayó anímicamente tras ese penal fallado y River, con más empuje que juego, logró lastimar a los 16 minutos, en una jugada colectiva tópica del primer River de Gallardo, que terminó en Leonel Vangioni y un pase a la medialuna para Leonardo Pisculichi, que a la carrera y abriendo su pie izquierdo, puso el esférico junto al palo derecho de Orion, que quedó estático, observando cómo la pelota se hundía al fondo de la red. Gol de River, que Piscu, quien vivió el mejor semestre de su carrera, fue a abrazar al Muñeco.

River ganó la Copa Sudamericana de forma invicta.

El Vasco Arruabarrena intentó darle más empuje ofensivo a su equipo con la entrada de Andrés Chávez, pero anda cambio: River se cerró bien atrás, aunque la ventaja era mínima. Con espacios, La Banda pudo haberlo liquidado antes, pero no lo logró. Y cerca del final, se recuerda un cierre clave de Gabriel Mercado, que si no lo hacía, Chávez se iba derecho al gol. Esta vez, no. Teo Gutiérrez, sobre el final, aguantó la pelota e hizo expulsar a Daniel Díaz, ya con el Xeneize entregado a su suerte. Boca no pudo ganarle ningún partido a River en todo 2014.

Merecido pase a la final, sepultando el mal trago que se vivió en la Libertadores 2004. Diez años después, llegó la merecida revancha. Fue inicio de todo: Atlético Nacional fue víctima de River en la final y se levantó la Sudamericana por 1° vez. Después, vino la Libertadores 2015. Pero ésa es otra historia. Ésta le pertenece, sobre todo, a Barovero y Pisculichi.

El resumen del Superclásico

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