El 7 de diciembre del 2014, Talleres perdía 1 a 0 ante Gimnasia de Mendoza en el Kempes y dilapidaba su segunda chance de ascenso a la Primera B Nacional. El estadio mundialista se transformó en un caos y los hinchas estallaron de bronca. Un torneo corto en el que el “Albiazul” no pudo sacar diferencias y tuvo que desempatar el primer puesto ante Unión de Mar del Plata, en Junín, con el que cayó por 1 a 0. Por ello realizó el camino más largo hacía el objetivo principal que, finalmente, quedó trunco ante el elenco mendocino.

El presidente Andrés Fassi acababa de asumir hace unos días y tenía que tomar su primera decisión importante: el nuevo director técnico. Se tomó algunas semanas y el 26 de diciembre se confirmó que Frank Darío Kudelka sería el encargado de asumir el reto de conseguir el ascenso lo más rápido posible. Fue presentado en sociedad un miércoles 14 de enero, ya del 2016, y puso manos a la obra. Sin tantos prólogos ni anuncios rutilantes, prometió trabajo, honestidad y, lo más importante, bajo perfil sin importar las circunstancias.

El Federal A se puso en marcha con un equipo nuevo y con jugadores desconocidos en el plano nacional. Sin embargo, en su conjunto fueron importantes y Kudelka logró armar un elenco que sabía a qué jugaba, que era sólido y tenía gran potencia ofensiva. Así transcurrió en la tercera categoría del fútbol argentino, ganando el torneo de principio a final y obteniendo tan sólo una derrota: ante Maipú de Mendoza, en Córdoba, el 22 de junio del 2015. Esa fecha se iba a recordar por mucho tiempo.

Finalmente, el 27 de octubre se consagró campeón al vencer 1 a 0 a Sol de América en Formosa y lograba el objetivo. Después de tanto penar, Talleres salía de ese infierno futbolístico, como lo habían catalogado, y volvía a ingresar en los planos nacionales.

Manteniendo su postura y cordura en cada declaración, la temporada 2015 de la Primera B Nacional tenía como objetivo principal mantener la categoría. Sin embargo, las fechas se fueron consumiendo y Talleres no paró nunca de sumar. Un 5 de junio consiguió el ascenso a Primera División luego de 12 años al vencer 2 a 1 a All Boys en Floresta y, posteriormente, se consagró como el primer campeón invicto de la divisional.

Kudelka fue el artífice de este Talleres. Hizo lo que nadie antes pudo hacer y no sólo referido a los dos ascensos en 7 meses, lo que ya es un hito en la historia grande del club de barrio Jardín, sino que le dio una identidad al equipo, que no es poca cosa. Jugar de igual a igual en cada cancha también lo tiene a él como el protagonista, porque ‘su’ Talleres nunca negoció la idea de juego.

Generalmente contó con un equipo largo, buscando ocupar un lugar con dos jugadores, y teniendo siempre la iniciativa dentro de la cancha. Su esquema predilecto es el 4-2-3-1, que también puede mutar en 4-3-3, y tiene como premisa tomar la iniciativa e imponer condiciones al rival. Son pocos los equipos que, por momentos, han hecho jugar al Talleres de Kudelka al ritmo de ellos.

Otra cosa que caracteriza a Kudelka es su practicidad o pragmatismo táctico. Es decir, puede resignar el jugar bien por doblegar al rival y conseguir el resultado esperado. Eso le trajo algunas críticas por parte de la parcialidad albiazul, pero cuando los triunfos fueron llegando, éstas se fueron disipando. Tanto así que a veces tuvo que ir en contra de su libreto (jugar con dos ‘9’, por ejemplo) porque el partido así lo ameritaba.

Además, no fue sólo un técnico sino que también marcó un liderazgo en el plantel más allá del estilo de juego. Siempre dijo que nadie tenía la titularidad asegurada y que, al que veía mejor en los entrenamientos,  iba a jugar. Un ejemplo elocuente es el de Caranta: se lesionó, lo reemplazó Herrera y desde entonces no volvió a ser titular en el arco albiazul debido a las buenas actuaciones del arquero suplente. No tiene problemas en hacer ese estilo de variantes, que puede traerle algunas críticas pero, por ahora, el tiempo le viene dando la razón.

Por último, y no menos importante, los números de Kudelka son inobjetables. A veces juega mejor, otras peor; a veces merece ganar, otras perder; a veces un cambio fue productivo y, en otros casos, no funcionó.

Pero lo que no se puede discutir son los números: dirigió en 55 oportunidades a Talleres, de los que ganó 35, empató 18 y tan sólo perdió 2, el mencionado - Maipú y contra Defensa y Justicia, por 32vos. de final de la Copa Argentina en el Florencio Solá, el 1 de junio del 2016. Es decir que consiguió 123 puntos sobre los 165 que estuvieron en juego y, además, estuvo casi un año sin conocer la derrota. Y a esto hay que sumarle que, de visitante, todavía no sabe lo que es perder.

Ahora el objetivo de Kudelka es mantener a Talleres en Primera División e intentar prolongar todo lo bueno que demostró en el Federal A y en la Primera B Nacional. No será sencillo, pero Kudelka sabe de cruzadas y todavía quiere seguir escribiendo algunas páginas más en la gran historia que tiene Talleres.

Ya fue el artífice de dos ascensos, de un estilo de juego y de números impresionantes. Ahora le toca ser el artífice de este gran desafío que es conservar el lugar que ‘su’ Talleres ganó merecidamente después de tantos  años.