La primavera se hizo presente en todo su esplendor en la ciudad de Córdoba, que amaneció bajo un calor agobiante. Sumado a la humedad y a la estructura monumental del Mario Alberto Kempes, el estadio se traducía en un hervidero. Los hinchas desafiaron a las altas temperaturas, que llegaron a trepar a los 37º a la hora del inicio del cotejo, para ver este partido que protagonizaron dos equipos que venían de ganar sus últimos tres compromisos. La mesa estaba servida.

Pero no sólo jugaron Talleres ante Patronato: los bomberos estuvieron más activos que nunca para refrescar los torsos desnudos y colorados de los hinchas, producto del abrazante sol; como también los vendedores de gaseosas, que no daban abasto en las diferentes tribunas para suministrar de refrescos a las más de 40 mil personas que se hicieron presentes.

El calor fue el protagonista

En este contexto se desarrolló el encuentro, que en la primera etapa lo ganó el calor. Los protagonistas de un lado y del otro lo sufrieron con el pasar de los minutos y dieron como resultado una actuación chata, que no salía de su meseta hasta desembocar al entre tiempo.

No obstante, había algunas certezas: Talleres era el dueño de la pelota y de las acciones, mientras que Patronato visitó la Docta a esperar en su campo y salir de contra golpe. En este sentido, el equipo dirigido por Kudelka fue de más a menos: primero, avisó con un remate desviado de Gandolfi, a los 11’, y posteriormente  Reynoso tras una maniobra individual en la que probó los reflejos de Bértoli, que la mandó al córner al minuto 23. Hay que irse a los 40’ para encontrar otra aproximación, esta vez de Ramírez que remató alto. Por el lado de la visita, apenas un disparo de Garrido que contuvo Herrera.

¿Qué hubo el resto del tiempo? Insinuaciones del local y solidez del visitante. Uno intentó pero no encontró los caminos; el otro se cerró y defendió con efectividad. Algunas pelotas paradas, producto de la pierna fuerte, le pusieron algo de pimienta a un primer tiempo que daba para quejarse más del Sol que de otra cosa. Un tumulto en campo albiazul, entre jugadores de ambos elencos, fue otra de las acciones a la que el hincha le prestó atención y por suerte no pasó a mayores.

Intentaba pero no podía

Los bomberos regaron la popular Willington en el descanso y el complemento estaba listo para salir a escena. Los primeros minutos no escapaban de la tónica del primer capítulo y lo más emocionante fue el aplauso unánime de hinchas y jugadores en señal de apoyo para Julián Maidana (NdR: se recupera de una grave enfermedad) al minuto 2, el número de camiseta que el ex capitán usaba cuando jugaba en el club de barrio Jardín.

Otra ovación se la llevó Gonzalo Klusener, que ingresó a los 11’ en lugar del chileno Muñoz y, de esta manera, hacía su debut en Primera con Talleres. Con él, el equipo empezó a mejorar y a jugar decididamente en campo entrerriano: un minuto después, Ramírez desbordó y centró para el ingreso de Palacios, que tuvo un penal en movimiento pero remató muy alto.

Era el prólogo del partido que jugó el albiazul hasta el final, porque fue el equipo que buscó siempre el partido, ante otro que, por momentos, se aferró exageradamente al empate. El tucumano tuvo otra chance neta tras asistencia de Gil, pero Bértoli la tocó con el pecho (el árbitro Espinoza cobró mano) afuera del área y le ahogó la oportunidad al ex Boca.

Talleres intentó por el medio, con Gil y Reynoso, por los costados, con Ramírez y Palacios, pero no encontraba los atajos al gol. El juego del local se tornó predecible y le hizo las cosas fáciles a la visita.

Hubo diez minutos en los que el partido se volvió monótono, pero la segunda mitad del complemento tuvo a un Talleres incisivo, vertical y punzante. Klusener contó con la más clara a los 22’, tras un centro de Palacios que el misionero no pudo empujar debajo del arco.

Fue el inicio de un bombardeo albiazul, que continúo con un tiro libre alto de Gil y otro mano a mano de Palacios, en el que Bértoli salió ganador nuevamente. Kudelka buscó respuestas en el banco y las consiguió de manera parcial con el ingreso de Giménez por Reynoso, de gran partido. En la primera pelota que tocó el ex Chicago mandó un centro raso que conectó Ramis, que había entrado hacía instantes por Ramírez, pero increíblemente pateó con la mira desviada cuando tenía el arco a su merced.

Premio por no bajar los brazos

Parecía que el empate era cosa juzgada, pero Talleres no se rindió y tuvo su premio. De tanto ir, de tanto buscar y de tanto atacar, consiguió el ansiado gol: Gil mandó un centro al área que defectuosamente rechazó Geminiani. La pelota le quedó a Palacios, se acomodó con un par de toques y remató al primer palo de Bértoli para provocar el delirio de todo el Kempes a los 38’.

Patronato se acordó de atacar en los últimos minutos y lo hizo como toda la tarde-noche: de manera ineficaz. Buscando a los ponchazos el empate que nunca iba a llegar, por más que contó con algunos tiros libres en las inmediaciones del área de Herrera, que estuvo sobrio y seguro para descolgar todo lo que venía por arriba. El elenco de Kudelka aguantó sin sufrir el resultado, con tenencia de pelota e intentando jugar en campo adversario. Así se consumieron los minutos para que el ‘Matador’ consiga su cuarta victoria de manera consecutiva.

Los porqués son sencillos: Talleres fue el equipo que dispuso de la pelota gran parte del partido y el que propuso jugar. Bien, mal o regular, le alcanzó porque insistió en conseguir los tres puntos y porque no bajó los brazos a pesar de errar goles en momentos claves. Patronato, por su lado, esperó notablemente el error del rival pero el problema es que nunca llegó. Le costó provocarlo y, además, la defensa local tuvo una labor correcta y tranquila. Por eso, Talleres ganó bien y hasta se podría afirmar que el resultado quedó corto. Poco importa a esta altura: consiguió los últimos 12 puntos en juego y de a poco está haciendo pie en la máxima categoría del fútbol argentino.

Números de la victoria

Es la segunda vez en el año que Talleres consigue cuatro victorias seguidas, ya que en la Primera B Nacional ganó consecutivamente los partidos desde la fecha 12 a la 15: 2 a 1 a Gimnasia en Jujuy (18/04), 3 a 0 a Atlético Paraná (25/04), 1 a 0 a Douglas Haig en Pergamino (2/05) y 1 a 0 a Estudiantes de San Luis (7/05). La racha se cortó con el empate en cero ante Independiente Rivadavia (15/05), en Mendoza.

En Primera, la última vez que lo había logrado fue en noviembre de 1999. Aquel equipo que dirigía Ricardo Gareca le ganó por 3 a 0 a Lanús, 4 a 2 a Argentinos Juniors (en cancha de Ferro), 3 a 2 a Vélez y 4 a 1 a Gimnasia en Jujuy.

Además, Talleres completó su tercer partido seguido con la valla en cero, el cuarto en el torneo.

Lo que viene

La próxima jornada se desarrollará en la semana del 20 de noviembre, luego de la fecha FIFA. Allí, Talleres visitará a Atlético de Rafaela con día y horario a confirmar.

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