Las calles de Rafaela se fueron poblando de a poco por los 2.700 albiazules que, afortunado ellos, consiguieron un boleto para presenciar el primer partido de Talleres en condición de visitante. La ciudad predominantemente celeste fue adquiriendo una tonalidad más oscura hasta llegar al azul Francia en forma de bastones intercalados con el blanco. Desde temprano los cordobeses se ubicaron en sus respectivos lugares para disfrutar, a posteriori, lo que sería la quinta victoria consecutiva del elenco dirigido técnicamente por Frank Kudelka.

Una victoria de seis puntos: para alejarse de la zona roja, que tiene al equipo que hizo de local en el último puesto, y de paso sumar en la tabla de posiciones y hacerse un lugar en los primeros puestos. Una victoria en la que no predominó el juego vistoso o el buen trato al balón, como Talleres tiene acostumbrado; esta vez cambió el guión y en su repertorio encontró el overol, el pico y la pala. Así de trabajado fue el triunfo del albiazul que regresa a Córdoba con la mano bien abierta. La mano de las cinco victorias al hilo.

Arranque furioso

La tarde noche santafesina no pudo comenzar mejor para Talleres: a los 3’, Guiñazú combinó con Fernando Godoy y este para su homónimo Leonardo. El lateral derecho sacó un remate con más puntería que potencia, le picó unos metros antes al arquero Hoyos y se coló en la ratonera. Sí, la inexorable ley del ex se cumplía en el estadio Nuevo Monumental.

Inmediatamente después Emanuel Reynoso pudo aumentar la diferencia pero su tiro libre pegó en el travesaño. Desde el vestuario, la visita mostró credenciales y estuvo muy cerca de darle un golpe de nocáut a Rafaela producto de un furioso arranque.

Pero con el correr de los minutos Talleres fue perdiendo la pelota y con ella poder ofensivo. Atlético ganó terreno y empezó a avisar en el arco de Herrera: primero a los 15’, con un desborde y posterior remate de Gudiño, cuyo rebote capturó Pittinari pero su remate se fue desviado; posteriormente, el volante ex Belgrano cabeceó apenas afuera y luego, a los 28’, Gandolfi quiso jugar para atrás con el arquero albiazul y su cabezazo se quedó corto, pero Gudiño remató alto y no supo aprovechar el yerro del defensor. Talleres, por su lado, estuvo cerca del segundo con un cabezazo desviado de Gandolfi.

Luego de ésas llegadas el partido entró en una meseta donde los bostezos se hicieron los denominadores comunes. El juego se hizo friccionado y muy trabado por las constantes faltas. Hay que irse al minuto 48 para encontrar otra situación, en la que Beligoy cobró un penal a la salida de un córner, que sólo él vio, pero Rafaela no lo pudo capitalizar: Almirón la picó y su disparo pegó en el travesaño.

La resistencia albiazul

En el complemento cada equipo tomó su rol: Rafaela en búsqueda del empate, con pocas ideas y acumulando gente arriba; y Talleres aguantando peligrosamente cerca del arco de Herrera. Por ello el equipo de Kudelka tuvo la primera ocasión por intermedio del contragolpe, pero Palacios definió alto y mal.

El reloj transcurrió así hasta el final. Poco a poco el partido se fue haciendo chato, poco vistoso y sin emociones, por ende muy improlijo, sucio y poco vistoso. En ese contexto, por el lado de Talleres, se destacó la solidez defensiva compuesta por la zaga central y el arquero, mientras que Rafaela marcó casi siempre la diferencia por el sector derecho pero cayó una y otra vez en los centros que Gandolfi y Komar se encargaron de rechazar permanentemente.

La dinámica del encuentro ya no existía y las pelotas paradas parecían ser los caminos al gol. Allí, el elenco de Llop contó con algunas aproximaciones pero careció de efectividad, mientras que el conjunto cordobés no llevó a Santa Fe el manual del contragolpe y no lo pudo liquidar.

Los minutos finales se hicieron palo y palo, y predominó el ida y vuelta. La “Crema” fue a matar o morir y casi lo empata con un zurdazo de Puch que besó el palo de Herrera. En la réplica, Araujo remató a colocar y Hoyos se quedó con el primera y única llegada en el segundo tiempo de la visita. Fue la última jugada del partido. Beligoy pitó el final y los tres puntos viajan para Córdoba.

Los números de la victoria

Con el triunfo de hoy, Talleres consiguió su quinta victoria consecutiva (único en lograrlo en el presente torneo) en Primera División después de 27 años: la última vez había sido en la temporada 88/89. Para llegar a su mejor marca le faltan cuatro más, cuya marca data del 1976.

En estas 5 victorias, Talleres marcó 9 goles y tan solo recibió uno. A Guido Herrera no le marcaron goles en los últimos cuatro partidos: lleva 362 minutos con la valla invicta. El último gol se lo hizo Cháves, de San Martín de San Juan, el 15 de octubre pasado.

Lo que se viene

En la próxima fecha, la número 11, Talleres recibirá a Arsenal el próximo viernes a las 21.15 en el Mario Kempes.