La noche pintaba perfecta para hilvanar el sexto triunfo consecutivo y seguir escalando posiciones en ambas tablas. El día y horario laboral no hicieron merma en el público, que colmó las tribunas del Mario Kempes en un número aproximado a los 45.000 espectadores. Todos ellos vibraron con la salida del Matador, de paso triunfante, que recibía a Arsenal, un equipo sin brújula y que todavía no había ganado en el torneo. Dos polos totalmente opuestos.

La mesa estaba servida. Y si de mesa se trata, Talleres fue el primero en agarrar los cubiertos y servirse del banquete. Desde el inicio se vislumbró qué equipo iba a tener la pelota e intentar de hacer daño, y cuál de ellos iba a priorizar el cero en su arco y esperar marcar con algún contra golpe.

Con algo de improlijidad, Talleres empezó a llegar al arco defendido por Santillo. Iban pocos minutos y ya había asumido el protagonismo. Con juego asociado y movilidad, empezó a encontrar los espacios y a atacarlos, aunque sin mucha suerte. Le faltó la puntada final. Tanto así que la primera chance de gol fue un remate sorpresivo de Ramírez, desde afuera del área, que casi se le mete a Santillo por arriba. El arquero, ex Talleres, volvió sobre sus pasos para sacarla al córner. De ése tiro de esquina, Gandolfi estuvo cerca de abrir el marcador.

Los instantes siguientes tuvieron al local merodeando el área visitante pero sin profundidad. Buenas insinuaciones, combinaciones interesantes pero le faltó finalizar la jugada.

Talleres 4G

Pasado la mitad de la primera etapa, Talleres pisó el acelerador y otra vez estuvo cerca de logar la apertura del tanteador: Ramírez robó por la izquierda, llegó hasta el fondo y tocó atrás para Reynoso; el canterano le dio con más precisión que dirección y la pelota se fue apenas al lado del palo. Eso fue a los 25’, y tres minutos después Palacios culminó una gran jugada asociada, en la que participaron Godoy, Reynoso y Gil, y Santillo empezó a hacerse figura.

Era ‘el’ momento para Talleres y no lo supo aprovechar. Arsenal se cerró bien y de a poco fue llevando el juego al campo de enfrente. Su objetivo fue hacer más lento el partido y bajarle ritmo, y lo logró. A veces con buenas intenciones, buscando el arco de Herrera que tuvo una buena intervención para desviar la pelota al córner, y un tiro libre alto; otras, demorando en cada salida para que el tiempo se consuma.

Antes del descanso, Gil probó desde afuera del área y remate se fue apenas alto. Así se fue la primera etapa, con un Talleres electrizante, vertical y con buen juego hasta la media hora. Reynoso y Gil hicieron jugar, Guiñazú cortó todo, Ramírez estaba inspirado, Palacios movedizo y Klusener participativo. Por el lado de Arsenal, aguantó la embestida y luego llevó la pelota lejos de su arco.

Arsenal y su resistencia

El inicio del complemento coincidió con el comienzo del monopolio albiazul, que dominó a piacere de principio a fin. A los ‘6, Escobar se sumó a la lista de llegadas y posteriormente Santillo le tapó el gol nuevamente a Ramírez, y en el rebote Guiñazú remató desviado.

Fue el prólogo de lo que sucedió hasta el final: un monólogo de los dirigidos por Kudelka. Arsenal se atrincheró en su área y a Talleres le costó mucho poder encontrar los caminos al gol. Cada minuto que pasó se sumó a la impaciencia del albiazul, que por momentos dejó el libreto del primer tiempo de lado. Reynoso se había ido del partido, Gil abusó del pelotazo cruzado, Palacios de la individual, Ramírez se desconectó y Klusener vio pasar una y otra vez la pelota por arriba.

De todas formas, Talleres fue como podía. Y así consiguió su chance más neta: el penal que sancionó Lamolina sobre Marín por una mano, a los ’25. Klusener se hizo cargo, pero su gol número 50 en Talleres tendrá que esperar: Santillo se tiró hacía su derecha y le tapó la ejecución. En el rebote, Palacios llegó condicionado y disparó al palo. De no creer.

La desesperación se apoderó de todo Talleres y Kudelka puso toda la carne al asador. Decididamente el partido se jugaba en 3/4 de cancha de Arsenal pero aún así el elenco de barrio Jardín no pudo convertir el gol que le diera la victoria. Ramis, a los ’37, sacó un fuerte remate que Santillo, la figura de la noche, sacó al córner.

Fue la última ocasión clara, porque después Talleres cayó en los centros y en los pelotazos cruzados que escasamente le dieron resultados. Algunos tiros libres cerca del marco del equipo de Sarandí que no fueron aprovechados por Ludueña ni por Gil, y no mucho más. El conjunto de Bernardi se cerró bien y obtuvo lo que vino a buscar: un punto sin siquiera haber tenido una oportunidad manifiesta de gol. De yapa, es el primer partido que no le convierten al Arse. Negocio por donde se lo vea.

Los dirigidos por Kudelka jugaron un gran partido, de los mejores del torneo, pero la explicación del empate en cero es una: Pablo Santillo. Probó por todos lados y de todas las formas posibles, pero no pudo vulnerar su valla. Con juego asociado, con remates lejanos, con pelota parada, con segundas jugadas y hasta con un penal. El golero se hizo gigante y evitó lo que debió ser victoria de Talleres, que después del penal se desesperó, perdió intensidad, orden e inteligencia, y así se le hizo más difícil. Pero si repite lo que hizo en los primeros ’45, obtendrá más victorias que derrotas. Una cosa es cierta: el fútbol no sabe de merecimientos.

Se cortó una racha y se amplía otra

Con la igualdad en blanco, a Talleres se le cortó una racha de cinco victorias consecutivas. No obstante, hace 5 partidos que no le convierten y suma ‘450 con el arco en cero.

En los últimos seis partidos, convirtió 9 goles y sólo recibió uno por parte Cháves, de San Martín de San Juan el 15 de octubre pasado, justamente el último tanto en contra.

Lo que viene

Luego de jugar con el colista del torneo, el equipo cordobés visitará en la próxima fecha, la número 12, al puntero Estudiantes el domingo 3/12 a las 17.

VAVEL Logo
Sobre el autor