Temperley atraviesa una de las semanas más complicadas de sus últimos años. A la ya conocida deuda de la AFA con el club se le suma un apriete de aquellos que, sin ningún aval, se creen dueños del club.

Durante el partido contra Independiente, los barrabravas increparon al presidente y toda su comisión mediante cánticos y el ingreso al campo de juego, demorando el partido durante algunos minutos, en repudio a la negativa de transar con ellos. Aquellas "personas" reclaman, ilegítimamente, la concesión de dinero para poder bancar su "pasión", creyéndose merecedores de un beneficio mayor al de cualquier socio por el echo de colgar una bandera. 

La actual comisión directiva del Gasolero intenta llevar adelante, con errores y aciertos, un club que durante años fue vaciado por personas que buscaron su rédito personal por sobre la institución. El ordenamiento institucional posibilitó que Temperley esté jugando en Primera División, a pesar de tener uno de los presupuestos más bajos del torneo. 

Luego del partido, Hernán Lewin charló con Sportia y aseguró: "probablemente no continúe al frente de la institución debido al apriete barrabrava y que no deseaba ser Cantero en esta lucha". Además del habitual apriete mafioso por un grupo de personas, el presidente Celeste desnudó una cuestión más preocupante: el escaso apoyo hacia quienes intenta cambiar el pésimo andar del fútbol argentino.

Muchos intérpretes prefieren callarse la boca y declarar que "no vieron nada", posibilitando que los malos ganen. Así fue cómo el hincha, gran participe en el vaciamiento del deporte, no se responsabilice de sus actos y avale a energúmenos con el solo fin de ver ganar a su equipo.

¿Vamos a dejar que sigan ganando los mismos o pensamos actuar al respecto?