Es verdad que la caída por 2-0 en la visita a Lanús es un resultado adverso para Vélez, pero entre las derrotas, quizás ésta sea una de las menos dolorosas. Qué locura, ¿no?

Tal vez algún desprevenido se fijará en el resultado mañana y pensará que el partido fue un monólogo del Granate y refunfuñará criticando duramente. Pero esta persona estará gravemente equivocada. Porque un partido tiene 90 minutos e infinidades de factores que tan sólo el marcador, a pesar de que matemáticamente es lo único que cuenta.

El encuentro tuvo un antes y un después luego del primer gol. A partir de allí, los visitantes asumieron la responsabilidad de buscar el resultado. Y esto ya es algo a destacar ya que en el pasado cercano, en la misma situación, los jugadores quedaban golpeados anímicamente y se les hacía todo cuesta arriba. Hoy, en el sur, se vio a un Vélez comprometido y serio.

Ya para el segundo tiempo había crecido la figura del Burrito Martínez. Pero en el mejor momento los locales volvieron a golpear a una defensa estática y marcaron el 2-0. Lo que suponía un knock-out terminó siendo una llamada de atención. Diez minutos luego del gol, ingresaron a la cancha Nicolás Domínguez y Matías Vargas para dar salida y explosión al juego velezano. Esto dio gran resultado ya que el resto del complemento se jugó en campo granate aunque sin goles.

Al conjunto de Liniers le faltó el toque final a las jugadas y esa cuota de "suerte" que se necesita a veces para dar vuelta un resultado: tres remates con destino serio de gol rebotaron en los propios compañeros y el primer tanto fue de un ex Vélez. Con los minutos, el esfuerzo se hizo notar en los futbolistas que sin embargo lucharon hasta la extenuación, como sucedió con Santiago Cáseres y el Tanque Pavone, quienes apenas podían moverse en los últimos instantes.

Pero hay más malas noticias para aquellos que sólo ven números. Porque la buena racha de los dirigidos por Omar De Felippe se cortó, pero la actitud ha sido la misma en las últimas tres fechas. Y en un equipo que necesita urgentemente los puntos para no descender, es un síntoma más que saludable.