La noche fría de Liniers parece haber sido demasiado para los jugadores de Vélez y Quilmes. De otra manera, habría que contratar a algún detective para saber a qué jugaron estos equipos. Pero si hay que sumarle humor a esta nota, es porque el partido fue honestamente para la lágrima.

La última victoria de Vélez sobre Quilmes fue en el Torneo Final 2013. Los goles los marcó el Chuky Ferreyra, espectador de lujo ésta noche.

El inicio del mismo fue una copia del campo de juego: un verdadero desastre. Los jugadores trataban de hacer pie sobre parches de pasto y no sólo fallaron en esto, sino que transformaron al encuentro en un sin fin de despropósitos. No había nada claro, ni los pases, ni la idea de juego, ni si estaban jugando en una cancha de un equipo de Primera o de un amateur.

En toda esta desprolijidad, los equipos no se sacaron grandes ventajas en media hora de juego. El local abusó del pelotazo para Mariano Pavone, y el visitante, apostaba tal vez a alguna pelota parada aprovechando la buena altura en al menos tres de sus hombres.

Vélez sólo ganó un partido de los últimos cinco que disputó. Aquella victoria fue por 2-1 ante Tigre por la fecha 24.

Con el correr de los minutos, Nicolás Delgadillo empezó a aparecer con mayor certeza, desbordando mayormente por izquierda y asociándose con Pavone y Matías Vargas. Fue así que los últimos diez minutos, Vélez ejerció una dominación abrumadora sobre su rival, incluso con jugadas de peligro. Pero ninguna fue concretada, y los equipos se fueron al descanso en cero.

El comienzo del segundo tiempo fue una continuación de su predecesor. La clave pasó por las bandas. Al minuto siete, Pavone tuvo una chance oportuna de gol tras un centro por derecha de Diego Zabala, pero César Rigamonti consiguió atrapar la pelota.

Los de Liniers volvieron desaprovechar las jugadas de pelota parada. Esta noche contaron con 11 córners. 

Llegando a los 20, Fabricio Alvarenga ingresó en lugar de Leandro Desábato y rápidamente tomó protagonismo tras una gran corrida de 60 metros por derecha que finalizó en córner. Seguidamente, Maximiliano Romero entró por Delgadillo, ya extenuado, para sumar una referencia más en el área de Quilmes, único lugar en donde se disputaba el encuentro.

Vélez siguió insistiendo por todas las vías. Remate de Zabala de media distancia apenas desviado. Otro de Pavone a quemarropa que despejó el uno de Quilmes. Otro centro que fue débilmente conectado por el goleador velezano.

Con el empate, el Fortín se posiciona 22° con 29 puntos y sigue fuera del descenso para el año que viene. Pero de cerca lo siguen Aldosivi y Patronato.

Y como si Rigamonti necesitara más méritos para ser consolidado el mejor jugador de la cancha, a dos minutos del final, logró descolgar del ángulo un derechazo de Zabala, uno de esos que salvó a Vélez en más de una oportunidad. Pero, esta vez, no hubo grito agónico. Sólo el grito común de muchos hinchas en un sector de la tribuna que, con el cotejo consumado, despidieron al plantel con repetidos insultos.

En la antesala, ésta era una oportunidad no sólo de ganar, sino de hacerlo convincentemente en lo deportivo, ya que el rival de turno sólo había ganado uno de los últimos siete y venía demostrando un bajo rendimiento. Lejos de esto estuvo el equipo de Omar De Felippe, que además venía de disputar uno de los peores partidos de la institución en la victoria por 1-0 ante Alem por Copa Argentina.

Era un encuentro que había que tomarlo como comúnmente se dice “como una final”, pero Vélez y Quilmes decepcionaron y cada uno se llevó un punto que no le sirve a ninguno.