El atletismo consta de resultados en pista y campo. Cientos de corredores compiten cada fin de semana en la Ciudad de Buenos Aires y a nivel nacional.

Horas, minutos, segundos, centésimas y milésimas separan la muralla del triunfo con el fracaso. No siempre el quinto puesto, por ejemplo, simboliza un resultado negativo. Hay deportistas que evalúan el rendimiento de acuerdo a sus expectativas previas y sí cumplió con sus objetivos previamente elaborados en su cabeza.

Un cuento que compara el esfuerzo físico sobre la victoria pura se expone en “El atleta Superior”, una historia que publicó el blog “Pequeños Cuentos y Grandes Locuras…” el 3 de agosto de 2010. Dos corredores y dos metas distintas en su horizonte…

“EL ATLETA SUPERIOR”

Presumía de ser el atleta más veloz. Se pavoneaba ante los demás, conocedor de su superioridad. Todos estaban preparados en la línea de salida, concentrados. ¡El disparo! El arranque del desconsiderado atleta fue fulgurante. Llegó a la meta con varios metros de ventaja. Se detuvo y levantó los brazos celebrando la victoria. Pero sucedió algo extraño. Uno de los otros corredores no se detuvo. Continuó corriendo. El vencedor se dirigió a él: "¡Deja de correr! ¡Yo ya he sido superior! ¡He sido el más veloz!". Y el otro le respondió desde la distancia: "¡Pero yo he sido el que ha llegado más lejos!".

 

Fuente de historia: Blog “Pequeños Cuentos y Grandes Locuras”.   

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