Diego no es un jugador más, nunca lo fue. Ya descollaba en su Ballester natal, cuando comenzó a explotar en la Selección. Se fue a Brasil y tampoco pasó desapercibido, pero aún muchos dudaban de su potencial. Llegó al Torrevieja español para seguir demostrando que su nivel estaba lejos de alcanzar su techo. El pase a Francia (primero al Ivry y luego al Montpellier) no fue más que un paso lógico en la carrera de una auténtica estrella: ya no había dudas, Diego Simonet estaba a la altura de los mejores jugadores del mundo.

Con los Juegos de Río 2016 en el horizonte, las actuaciones de Diego en la Liga Francesa fueron fuente de optimismo puro. La fuerza Gladiadora, sumada a la magia del Messi del handball, iban a llegar para arrasar en Brasil. Por eso está noticia es un verdadero puñal en el corazón, una de las peores pesadilla para los dirigidos por Dady Gallardo. El seis albiceleste tendrá, como mínimo, seis meses de recuperación, por lo que su presencia en los Juegos Olímpicos está casi descartada. Se entiende también el enojo de Sebastián, el mayor de los Simonet, con el exigente calendario que debió afrontar su hermano. "Sigan inventando reglas para los que simulan, que los que juegan 98 partidos por temporada se siguen rompiendo al medio", escribió en su cuenta de Twitter. 

Emulando a Maradona en el '94, "hoy nos cortaron las piernas", pero a no equivocarse: Argentina se preparará de la misma manera para afrontar la cita olímpica. Faltará la magia, pero sobran las ilusiones, las ganas y el amor por la camiseta. Ahora sólo queda prepararse de la mejor manera para lo que acecha, los Panamericanos y los Juegos Olímpicos, mientras que el Chino deberá ser paciente, recuperarse paso a paso y volver para seguir triunfando en lo que mejor sabe hacer en la Selección y en el Montpellier. Hoy, más Gladiadores que nunca. ¡Fuerza, Chino!