El conjunto de La Plata, que venía de una dura derrota por la mínima ante Mariano Acosta de local, pudo reivindicarse. Sin embargo, la falta de ideas en ataque sobre el final del encuentro plantó muchas dudas e incluso puso en jaque una victoria que parecía asegurada.

El partido comenzó palo a palo. La dura defensa de Argentinos Juniors imposibilitaba las penetraciones del Pincha. Los pases a Rocío Campigli no llegaban a destino, y las imprecisiones en la circulación de la pelota iban en aumento. La falta de juego del visitante provocó el enojo de Daniel Orqueda, quien pidió el tiempo muerto, cuando solo habían pasado 11 minutos del comienzo del partido.

Al reanudarse el encuentro, Estudiantes mejoró en la defensa y fue más efectivo al atacar. Supo estirar la diferencia y llevó el marcador 8 a 4. Tony Vázquez, entrenador del Bicho, pidió el tiempo muerto faltando cuatro minutos y medio, en busca de dar vuelta el resultado. El primer tiempo finalizó con un parcial de 10 a 6 a favor de las visitantes, pero nada estaba perdido.

El complemento fue apasionante: empezó con un claro dominio pincharrata y, sobre el final, el local parecía poder cambiar la historia. Al principio, Estudiantes comenzó a encontrarla a Campigli, que no perdonó con su lanzamiento de seis metros. La jugadora del seleccionado argentino, Manuela Pizzo, contribuyó con dos goles, pero se encontró por debajo de su nivel habitual. Faltando 13 minutos para el final, con un tanteador de 17 a 12, Orqueda pidió tiempo muerto. Desde ese momento, Estudiantes se quedó sin ideas. Todos sus ataques finalizaban en tiros incómodos desde nueve metros, productos del pasivo que cobraban los árbitros.

El público local se levantó cuando, sorpresivamente, el partido lo ganaban las visitantes solo por dos goles: 18 a 16 y, aún, restaban cuatro minutos. La diferencia de dos tantos se mantuvo hasta que, faltando 40 segundos, el Pincha convirtió su último gol y comenzó el alivio. 20 a 18 fue el resultado final de un partido que a Estudiantes casi se le escapa.