Grata sorpresa fue la que brindó el equipo paraguayo en el comienzo del tercer encuentro de la jornada. Tras la goleada de Tabauté ante Italiano, la expectativa del público había disminuido levemente. Por fortuna, Saltos del Guayrá salió decidido a darle pelea a los poderosos brasileros.

Planteando de entrada una defensa abierta, que se fue achatando con el correr de los minutos, el equipo dirigido por Garcete intentó hacer valer su velocidad de piernas para contrarrestar la potencia física de los brasileros. El conjunto de Sérgio Hortelan se mostró errático por momentos, aunque siempre logró llegar al gol con mayor facilidad que sus contrarios. Ambos planteles regalaron lujos que levantaron aplausos y gritos en Ballester: pases de faja, goles de espalda desde el pivot, globos y roscas. Los paraguayos no se intimidaron y usaron todos los recursos para atacar el arco defendido de muy buena manera por Marcos Dos Santos.

Una particularidad que no pasó desapercibida fue el uso de siete jugadores en el ataque de Pinheiros. Así es, el equipo vestido de azul y negro eligió atacar varias veces con arquero-jugador. Guayrá consiguió robar algunas pelotas en esos momentos, pero pocas de ellas acabaron en la red: la puntería desde larga distancia no fue la mejor. 

Pinheiros, sustentado en la potencia de su pivot Felipe Venancio y en la efectividad de sus extremos, como Vitor Dos Santos, logró irse al entretiempo arriba por cuatro tantos. Saltos del Guayrá llegó a los 14 goles, gracias a su gran sacrificio en defensa y a algunas individualidades como Carlos Acevedo e Igor Garcete. Con el tanteador 18-14, el primer tiempo terminó con buenas sensaciones, especialmente para los espectadores.

La segunda mitad fue muy distinta. Pinheiros salió decidido a ampliar la diferencia a su favor inmediatamente. Ajustó visiblemente en defensa y en ataque para ponerse arriba por siete goles en sólo unos minutos. Saltos del Guayrá ya no era mismo: su velocidad y voracidad no soportaron el trajín del encuentro, lo que llevó a muchos errores en la defensa. El ingreso de Murillo Araujo en el arco de los brasileros fue de lo más destacado en el segundo tiempo: con sólo 18 años, se hizo cargo de un partido que no parecía cerrado y sumó muchas intervenciones para que el técnico Hortelan pudiera comenzar el necesario recambio pensando en los próximos días. Los últimos diez minutos del partido fueron un monólogo de Pinheiros, que ingresaba sin problemas para quedar frente al arco. Así, logró estirar la diferencia para culminar su victoria por 43 a 19 y empezar con el pie derecho  su participación en la competencia.