Los corredores se preparan en la línea de largada. Son ocho, pero todas las miradas estan puestas en uno. Suena el disparo y él empieza a correr. Tiene problemas en la salida y algunos aprovechan la ventaja para ponerse por delante suyo, pero él sigue. En los últimos metros, acelera. Los demás también lo hacen, intentan acercarse, pero es imposible: él es imparable.

Es que Usain Bolt, la leyenda del atletismo, demostró que sigue vigente. Esta vez, el jamaiquino se colgó la medalla de oro en los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Río con un tiempo de 9,81 segundos en un estadio repleto que lo vio ganar su tercer título olímpico consecutivo.

Pese a que su participación en Río estaba en duda, ya que un mes antes del comienzo de los Juegos sufrió un desgarro de grado 1 en el bíceps femoral de la pierna derecha, el corredor de 29 años, logró recuperarse a tiempo para agigantar su nombre al convertirse en el único tricampeón en la disciplina.

Aunque no pudo mostrar un nivel como el de hace cuatro años atras,  donde consiguió el récord olímpico que aún mantiene, le alcanzó para dejar en segundo lugar al estadounidense Justin Gatlin, quien llegó con 9,89 segundos. El tercer lugar del podio lo completó el canadiense Andre de Grasse, con 9,91 segundos.

Ahora, el hombre más rápido del mundo irá por los 200 metros y la posta 4x100, en busca de repetir el triplete de oros que obtuvo en Beijing 2008 y Londres 2012.