Así como un equipo empieza a formarse desde atrás, esta vez el triunfo ingles también surgió desde el fondo de la cancha.  El fullback de Harlequins, Mike Brown, fue la figura estelar en el triunfo inglés. La actuación del 15 fue mucho más allá de los dos tries, mostró seguridad en el fondo y aprovechó cada pelota en sus manos para crear agujeros en la defensa fiyiana (Fue el jugador que más metros corrió con 172 y el que más veces rompió la defensa, en cuatro ocasiones).

Los fiyianos tuvieron su mejor momento en el partido promediando el segundo tiempo cuando tras 15 minutos en los que Inglaterra intentó en vano quebrar la defensa isleña, los británicos comenzaron a ceder terreno y se vieron largos minutos del conjunto del pacífico atacando en territorio ajeno. Sin embargo, este dominio no se tradujo en puntos debido a la poca eficacia de sus pateadores (Tanto Nadolo tomando el riesgo de patear como Volavola al no cumplir su función).

El punto de inflexión en el partido se dio a los 62 minutos, cuando Stuart Lancaster decidió mandar a la cancha al apertura Owen Farrell.  Si bien después de esto Fiji tuvo unos minutos de dominio territorial e incluso pudo sumar tres puntos con el pie de Volavola, una vez que el jugador de Saracens hizo pie en el partido, dominó los hilos del juego y le brindó claridad al equipo inglés. El conjunto local estaba jugando un partido muy desordenado, lo que simplificaba la defensa del equipo isleño. El cambio de estratega produjo que los británicos comiencen a mover más la pelota lo que terminó desencajando al equipo del pacífico.

Si bien el pack inglés tuvo un buen partido y dominó las formaciones fijas, los ingresos de los hermanos Vunipola, Joe Launchbury  y Sam Burgess le dio un impacto físico que había perdido con el correr de los minutos. El combinado de forwards potentes e inteligencia en la línea terminó por decretar la amplia superación que tuvieron los británicos en los últimos diez minutos, en los que incluso llegaron al punto bonus.