Nunca se le ganó, aunque -dicen- que siempre hay una primera vez. ¿Será mañana? Parece utópico pensar en un cimbronazo, más por el rival que por el propio selectivo argentino. ¿Es imposible? Claro que no, aunque el historial marca las diferencias que existen entre uno y otro: de los 27 partidos que dirimieron entre sí, los All Blacks se impusieron en 26 de ellos. La única excepción a la regla fue en 1985, en el estadio Arquitecto Ricardo Etcheverri de Caballito, el hogar de Ferro Carril Oeste, una sede que, además de estar ligada al fútbol, también es reconocida por haber albergado memorables encuentros de Los Pumas.

¿Los rivales? Francia, Australia, Irlanda, Gales y el mismísimo elenco neozelandés, entre otros. En aquella ocasión, el número 10 y apertura de los albicelestes era nada menos que Hugo Porta, una de las grandes leyendas vivientes del rugby nacional. 21-21, ese fue el resultado final entre argentinos y kiwis. Es por ello que el 2 de noviembre de aquel año vive en la memoria de todos aquellos que estuvieron presentes en una de las hazañas más importantes de la ovalada en nuestro país.

Hoy, a casi 31 años de dicho suceso que tuvo un gran impacto a nivel nacional, la realidad es muy diferente: el amateurismo, uno de los grandes pilares que la Argentina muestra con orgullo ante miradas ajenas, ya no es el foco del periodismo especializado; el scrum, una formación icónica de este deporte, se ha reinventado a través del tiempo; el estilo de juego Puma, característico por su aguerrida defensa y un scrum indomable que se combinaban con la precisión de un Porta que deslumbraba al planeta rugbístico, cambió de rumbo y empezó a poner en práctica el "estilo sureño”, es decir, un planteo que se asemeja al que actualmente llevan a cabo los equipos de SANZAAR, la entidad madre del hemisferio sur. Con el capitán Agustín Creevy como uno de sus principales exponentes, el principal representativo de la UAR ha evolucionando con el pasar de los años. Tan radical fue el cambio que Argentina pasó de ser un equipo defensivo a tener al ataque como principal arma de destrucción, pero empezó a descuidar ciertos aspectos que son indispensables en el rugby moderno: el tackle y las formaciones fijas, dos banderas que depositaron a Los Pumas en, por ejemplo, una semifinal de Copa del Mundo (Francia 2007) o, si uno desea ir más lejos en la máquina del tiempo, al histórico acceso a los cuartos de final del Mundial de Gales 1999, cuando se quitaron de encima a Irlanda en aquel inolvidable repechaje disputado en la ciudad de Lens, en Francia.

¿Qué tiene que ver lo mencionado con lo que ocurrirá en Vélez en la noche del sábado? Mucho, ya que los pupilos de Daniel Hourcade tendrán que llevar a cabo un plan de juego que salga a la perfección, siempre y cuando el objetivo real sea desafiar a la lógica y vencer por primera vez en su historia al mejor equipo del rugby internacional y, para algunos, del deporte en general.  Ataque, defensa, formaciones fijas, disciplina, concentración, eficacia en la toma de decisiones. En una palabra, perfección. Eso es lo que necesitan los dueños de casa. Decirlo es sencillo, pero llevarlo a la práctica será una prueba de altísima dificultad, más que nada por quiénes son los que estarán del otro lado.

Los kiwis, por su parte, aterrizaron en Buenos Aires con la tranquilidad de ya haberse asegurado el campeonato a falta de dos semanas para que se baje el telón. Más allá de esto, su entrenador en jefe, Steve Hansen, decidió “poner toda la carne al asador” y enfrentar a los sudamericanos con la misma seriedad con la que encararon los primeros cuatro cotejos en este Rugby Championship, el certamen de países más importante del Sur. Esto, en definitiva, muestra lo que es la mentalidad ganadora que tiene el actual bicampeón mundial (títulos en 2011 y 2015. Previamente, en 1987. Los dos primeros, en casa, mientras que el último trofeo William Webb Ellis lo levantaron en Inglaterra, hace poco menos de doce meses), que no se relaja en ningún momento, sin importar el rival ni el contexto.

¿Cómo llegan?

Los Pumas, últimos en la tabla de posiciones con cinco puntos bajo el brazo, llegan al cruce de mañana con dos caídas consecutivas. La primera, en Hamilton, frente a su oponente de turno, por un lapidario 57-22, aunque el juego en sí dejó en evidencia que la brecha es cada vez menor. Posteriormente, en Perth, su verdugo fue Australia (36-20), que lo sometió durante los ochenta minutos dejándole un gusto amargo en el cierre de la gira por Oceanía.

Para mañana, cuando el sol caiga en territorio porteño, el seleccionado argentino saldrá a la cancha con cuatro variantes con respecto al XV inicial que cayó ante los Wallabies. En la primera línea, Creevy retornará a la acción reemplazando a Julián Montoya, quien ocupará un lugar entre los relevos; en la segunda línea, Guido Petti, quien sufrió una lesión en la derrota ante los neozelandeses en rodeo ajeno, sustituirá a Juan Manuel Leguizamón, por lo cual Javier Ortega Desio pasará a jugar como tercera línea; Martín Landajo, suplente en el Óvalo de Perth, ingresará por Tomás Cubelli, quien físicamente llega con lo justo a este partido luego de haber sido una de las incógnitas para armar el banco de reservas; además, Ramiro Moyano será el wing izquierdo. El que sale, en este caso, es Lucas González Amorosino. Entre los ocho que aguardarán su oportunidad desde afuera, sobresale la vuelta de Jerónimo de la Fuente, quien se perdió los cuatro primeros partidos del campeonato debido a una lesión.

Nueva Zelanda, líder del ránking mundial, recientemente batió a Sudáfrica por 41-13, en Christchurch, la ciudad de los Canterbury Crusaders, una de sus cinco franquicias que participan año a año en el Super Rugby. Con dicho éxito, los capitaneados por el octavo Kieran Read se consagraron campeones por cuarta vez en cinco ediciones del Rugby Championship -el año pasado, en la previa de la cita mundialista, el ganador fue Australia-.

Con relación a la nómina que enfrentó desde el pitazo inicial a los Springboks, hace dos semanas, Hansen moverá cuatro piezas: Anton Lienert-Brown, TJ Perenara, Liam Squire y Patrick Tuipulotu estarán desde el amanecer. ¿Los apartados? Malakai Fekitoa, Aaron Smith, Sam Cane y Sam Whitelock. De los mencionados, este último será el único que formará parte de los 23 que intentarán conseguir la quinta victoria al hilo en la competición y la octava en la temporada 2016 -en junio, Gales fue su víctima por triplicado-. Damian McKenzie, figura de Chiefs en el Super Rugby y Waikato en la Mitre 10 Cup doméstica, será, por primera vez en su carrera profesional, una de las alternativas para saltar al campo de juego en la segunda mitad. Además, reaparecen Ofa Tu´ungafasi y Tawera Kerr-Barlow, convocado por primera vez en estas cinco semanas de acción.

¿Qué buscan?

Argentina, que bajó su rendimiento después de los cincuenta primeros minutos en Hamilton, querrá volver a su mejor versión. El resultado, lo más importante para cierta porción de la sociedad, será consecuencia de lo que se haga dentro de la cancha, aunque también dependerá de lo que hagan los All Blacks. Si Los Pumas logran mantenerse en partido hasta el último cuarto de hora, el triunfo será una posibilidad, más si se tiene en cuenta que habrán casi 49.540 almas empujando para conseguir la hazaña.

Nueva Zelanda, por su parte, intentará continuar por la senda positiva, aunque dándole rodaje a algunos jugadores que vieron menos minutos que los habituales titulares, como, por ejemplo, Liam Squire y Patrick Tuipulotu. El objetivo de mínima es salir airoso del José Amalfitani, aunque no a cual precio. El juego, lo más importante dentro de la estructura del país oceánico, en la cima de las prioridades que tienen Hansen y compañía.

Predicción: Nueva Zelanda por 17. Argentina, por lo visto hasta el día de hoy, no parece dar garantías de regularidad, y mucho menos durante los ochenta minutos, un pecado capital si uno desea superar a los “Hombres de Negro”. ¿Qué sería lo “normal” pensando en lo que puede ocurrir en Liniers? Los Pumas batallando palmo a palmo hasta los últimos veinte minutos, pero cayéndose física y psicológicamente sobre el epílogo del encuentro.

Formaciones y datos del partido:

Argentina: 15- Joaquín Tuculet; 14- Santiago Cordero; 13- Matías Moroni y 12- Santiago González Iglesias; 11- Ramiro Moyano; 10- Nicolás Sánchez y 9- Martín Landajo; 8- Facundo Isa, 7- Javier Ortega Desio y 6- Pablo Matera; 5- Matías Alemanno y 4- Guido Petti; 3- Ramiro Herrera, 2- Agustín Creevy (C) y 1- Nahuel Tetaz Chaparro.

Reservas: 16- Julián Montoya, 17- Lucas Noguera Paz, 18- Enrique Pieretto, 19- Juan Manuel Leguizamón, 20- Leonardo Senatore, 21- Tomás Cubelli, 22- Jerónimo de la Fuente y 23- Matías Orlando.

Entrenador en jefe: Daniel Hourcade.

Nueva Zelanda: 15- Ben Smith; 14- Israel Dagg; 13- Anton Lienert-Brown y 12- Ryan Crotty; 11- Julian Savea; 10- Beuaden Barrett y 9- TJ Perenara; 8- Kieran Read (C), 7- Ardie Savea y 6- Liam Squire; 5- Patrick Tuipulotu y 4- Brodie Retallick; 3- Owen Franks, 2- Dane Coles y 1- Joe Moody.

Reservas: 16- Codie Taylor, 17- Wyatt Crockett, 18- Ofa Tu´ungafasi, 19- Sam Whitelock, 20- Elliot Dixon, 21- Tawera Kerr-Barlow, 22- Lima Sopoaga y 23- Damian McKenzie.

Entrenador en jefe: Steve Hansen.

Árbitro: Jaco Peyper (Sudáfrica).

Jueces de touch: Angus Gardner (Australia) y Marius van der Westhuizen (Sudáfrica).

Asistente de video: Johan Greeff (Sudáfrica).

Estadio: José Amalfitani de Liniers.

Horario: 19:10.

Televisación: ESPN2, ESPN2 HD, TV Pública y TV Pública HD.