Último Grand Slam del año, Abierto de los Estados Unidos, Nueva York, Arthut Arshe Stadium, Venus (16°) y Serena Williams (26°); cinco pautas que dejaron en claro que la jordana iba a tener un escenario insuperable. Han pasado 20 años del primer enfrentamiento entre ellas, hoy se jugó el trigésimo y el mundo del tenis tuvo los ojos puestos solo en ellas dos. 

En esta oportunidad, ganó la menor: Serena que, literalmente, le bailó con su tutú a su hermana, Venus y estiró la ventaja de partidos ganados a 18-12 (11-5 en Grand Slam), tras vencerla por 6-1/6-2 en una hora y 12 minutos de juego. De esta manera, avanzó a los octavos de final de US Open y sostiene una buena racha de 20 años sin perder en tercera ronda de este torneo. En dicha instancia, se enfrentará a la estonia, Kaia Kanepi, verdugo de la sueca, Rebecca Peterson. 

El partido, desde un principio, fue para la ganadora de 39 títulos Grand Slam y ex número uno del ranking WTA (Asociación Femenina de Tenis), ya que en el primer set, solo le dejó ganar su primer game a Venus, luego le quebró y ganó con su saque para cerrar la primera parte con triple match point y un ace que le permitió el 6-1. En el segundo set del encuentro, a pesar de que a la mayor de las hermanas se la notó más atrevida, nada fue suficiente para vencer a Serena, que como bien afirmó ella, fue el mejor partido desde su regreso, tras ser madre hace once meses. Así, Serena quebró temprano y fácilmente venció a Venus por 6-2 y con respeto y amor, la saludo en el centro del campo de juego. 

Notoriamente no fue el mejor partido de Venus, pero se vivió de manera especial en Manhattan, ya que es posible que sea él último partido entre ellas en un escenario tan importante, como el de US Open. Ambas salieron del estadio ovacionadas por el público entusiasta que las fue a ver, como si fuera la primera vez, allá por el año 1998. Hoy Serena con 36 años y Venus con 38 siguen dando que hablar, como en el siglo pasado. Ellas son parte de la historia, son leyendas y siguen presentes.