Era la segunda final del británico nacido en Nassau (Bahamas), de 23 años y 15 del mundo esta semana, que venía de hacer una buena temporada en la gira asiática, con semifinales en Pekín y cuartos en Shanghái.

Monfils, 38º esta semana y de 32 años, había triunfado a comienzos de año en Doha y esperaba sacar rendimiento de su victoria ante Edmund el año pasado en Wimbledon para repetir en el torneo belga, uno de los tradicionales de la temporada cubierta europea.

El francés llegó a conectar 17 saques directos, pero el británico fue más estable en los dos parciales finales, donde con mucha perseverancia logró imponer su juego.

Monfils jugó un gran primer set, lo enredó a Edmund en su telaraña, en su entramado y eso hizo que Edmund estuviera demasiado impreciso. Por ello el francés lo tiró para atrás al británico y fue así que la presión permitió que Edmund cometiera muchos errores no forzados durante la primera parte del set y fue así que rápidamente se adelantó 3-0.

Desde ahí hasta el final del set, el jugador francés supo administrar la diferencia, muy afilado con su saque y casi sin problemas se quedó con el parcial.

En el segundo Edmund tomó la decisión de ganar su primer título y para ello se metió en la cancha y le pegó a la bola muy fuerte para romper la muralla que por momentos era defensivamente el francés. Y esa potencia del inglés lo llevó a quebrar rápidamente en el cuarto juego, donde bajó el rendimiento de primeros servicios de Monfils y eso hizo que Kyle Edmund quiebre el saque del galo.

Tras el quiebre y con el dominio de Edmund, Monfils empezó a realizar defensas heroicas y gracias a esa virtud logró recuperar el quiebre y llevar todo a la muerte súbita. En el tie break, Edmund tiró todo lo que tenía, movió muy bien a Monfils quien empezó a cansarse del desgaste que le generaba ir de un lado para el otro, y fue así que el británico se quedó con el segundo parcial.

En la tercera manga los dos sostuvieron su servicio, pero ya el dueño del partido era Kyle Edmund, porque le pegaba a todo lo que le llegaba, moviendo a todos lados a Monfils y desgastándole las piernas. Pero el francés consiguió sostener su servicio y fue así que la final se definió en el tie break, como se merecían los dos por el esfuerzo de cada uno.

Y esta vez el nacido en Bahamas, nacionalizado inglés, logró su primer título gracias a un miniquiebre para ponerse 5-3 y sostener luego sus saques. Lo sufrió en el primer set, tomó decisión en el segundo y supo controlar su ímpetu en el tercero, y gracias a ello hoy es uno de los días más felices de su carrera deportiva.