El Grand Slam llega a su fin. Nuevamente tras arduos días de competencia el torneo más antiguo del deporte blanco nos ofrece una nueva final en Londres. Este domingo miles de personas se reunirán en la Cancha Central para deleitarse en el enfrentamiento entre Milos Raonic y Andy Murray. El canadiense dio el batacazo, otro de tantos del torneo, al vencer al máximo ganador de Wimbledon y principal candidato, Roger Federer.

Raonic está posiblemente en el mejor momento de su carrera. Si bien su mejor posicionamiento en el ranking fue el cuarto puesto a mediados del año pasado, en el actual circuito accedió a dos semi-finales de Grand Slam, suceso que nunca había conseguido antes. Además, es la primera vez que jugará una final de un Wimbledon. Lo que más entusiasma al canadiense es su excelente nivel tanto físico como técnico, pensando así que su mejor faceta todavía no fue sacada a la luz.

Le costó cinco sets doblegar al suizo, en una especie de revancha a la semifinal del 2014 por la misma competencia. Milos empezó el match con el pie derecho al imponerse por 6-3 en el primer set, lo cual no solo lo benefició en el resultado, sino también y aún más importante, en el estado anímico de ambos tenistas. En tan solo media hora la torre canadiense tenía el primer set en su bolsillo. Sin embargo, Roger reaccionó en el segundo tomando el control del partido, y pese al esfuerzo de Raonic que obligó a llegar al tiebreak, el ex número uno se llevó la segunda disputa.

En el tercer set se pudo apreciar un partido totalmente distinto. Federer mostró su mejor versión del día. Impenetrable en el juego defensivo y muy punzante con sus ataques. La potencia de sus voleas no le daban respiro a su rival y de esa forma el expreso suizo conquistó el tercero por 6-4. Para la sorpresa de todos, Raonic se despertó cuando Federer estaba siendo ampliamente superior. Se plantó en el glorioso césped de Londres con mucha firmeza para salir del fondo y tomar el control del match. Utilizó su arma más útil con mucha precisión, el revés de Raonic fue un verdadero dolor de cabeza para el suizo. El tenista de 25 años mostró que podía ganarlo y llevó la definición a un quinto set, tras quedarse con el cuarto por 7-5. El partido se tornó electrizante y se formó un clima de final. Para cerrar un encuentro de casi tres horas y media, Raonic fue magnífico en el último. Sin errores ni vacilaciones alcanzó la gloria al imponerse por 6-3. El canadiense avanzó con gran esfuerzo, y con un juego muy aguerrido se quedó con una merecida victoria. Ahora espera por Andy Murray en busca de la hazaña.

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Maximiliano Le Rose
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