Roger Federer le ganó al croata Marin Cilic en cinco sets, consiguió su sexto título en Australia y llegó a su 20° Grand Slam. Un partido difícil de describir, muy cambiante, dinámico y con vaivenes. Una final apasionante y con la particularidad de que, al igual que en 2017, ganó con un ojo de halcón.


La comparación con el vino parece casi trillada, pero es una realidad. Cuanto más viejo mejor. Supo adaptarse a su edad y su físico para forjar un estilo de juego durante todo el año pasado. ¿Cuántos deportistas pueden lograr semejante cambio? El suizo tiene una sepa magnífica y que partido a partido parecería dar una cata de su contenido.

El juego arrancó con un Federer arrasador, con ganas de pasar por encima la final, un 3-0 con dos quiebre a favor pusieron las primeras diferencias entre los tenistas. De los primeros 15 puntos, Cilic solo se quedó con tres. El croata no encontró los golpes necesarios y no estuvo a gusto con su raqueta para poder contrarrestar el juego del suizo. En tan solo 24 minutos, el máximo ganador de Grand Slams se quedó con el primer set.

Ya el segundo tuvo un tinte distinto. Cilic empezó a tomar protagonismo y a sumar puntos, solucionando los inconvenientes del anterior. Cada uno supo mantener su saque hasta el final. El ahora n° 3 del ranking aprovechó los espacios sin tomar muchos riesgos e igualó el partido tras un cerrado tie break. Primer set que el suizo perdió a lo largo del Abierto de Australia.

La tercera manga comenzó con un fuerte envión del croata, mientras que Federer necesitó generar un cambio de ritmo para poder meterse nuevamente en el juego. Con un balance positivo en sus segundos saques más un quiebre a favor en el momento clave lograron capitalizar el set. Lo cerró con un prolijo y contundente 40-0.

Dentro del comienzo del cuarto set hubo otra vez cambios que se sintieron. Federer quebró a Cilic en el inicio, que parecía que iba a sentir ese golpe. Pero tras 2 quiebres contra el suizo y confirmando esos breaks lograron volver a bajar los desibeles de Roger y del público en Melbourne. La edad, el calor y los nervios no eran un combo favorable para el 2° tenista del ranking ATP, punto que podría haber aprovechado para el croata.

Federer enfrentaba este quinto set con un récord negativo. De las siete finales que definió en cinco ganó solo tres. El cambio de ritmo del tercero también fue necesario para frenar a Cilic. Más allá de algún buen saque o fuerte devolución, el croata tuvo poco peso en la ultima manga. El suizo dominó a diestra y siniestra para conseguir otro Grand Slam y para alcanzar a Novak Djokovic como máximo ganador.

Es difícil poder llegar a describir lo que logró en un año Federer. Tan solo con recordar que se perdió casi la mitad del circuito en 2016, y que tuvo un año de ensueño, considerando los factores de edad, desgaste físico y mental, en 2017 dan a entender que si sigue por ese sendero y tomando decisiones importantes -como no ir a Roland Garros para llegar lucido a Wimbledon- el 2018 podría ser bastante parecido al anterior.

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Sobre el autor
Santiago Ferrer
Estudiante de Periodismo Deportivo en Deportea