Crack, genio, prodigio… De esta y muchas formas más se podría definir a James Rodríguez, el joven creativo cucuteño de la selección Colombia que con solo 22 años ha liderado al equipo nacional durante su participación en el mundial de Brasil 2014.

Realmente todos en el país, e incluso a nivel internacional éramos sabedores del potencial de James y se esperaba que cumpliera una destacada participación durante el certamen orbital, pero lo realizado por el en la primera fase del mundial realmente ha colmado e incluso superado por amplio margen absolutamente todas las expectativas.

Y es que en honor a la verdad, lo de James en estos tres partidos ha sido superlativo, el asumir la mítica “10” del Pibe Valderrama no le pesó, por el contrario parece haberlo llenado de motivación para asumir las cosas de la mejor forma posible, ya lo había hecho en eliminatoria pero él sabía que la cita grande era el mundial de futbol, porque ese es el escenario en el que se dan a conocer y se consolidan los grandes jugadores. Además con la lesión de Radamel Falcao García el quedó con la mochila de ser el jugador más mediático de la selección y el llamado a liderar si o si al equipo nacional en la cancha; Pues bien, James demostró que nada de esto le pesa y se dedicó simplemente a jugar al futbol en los tres partidos ¡Y de qué manera!, en los dos primeros salió elegido por FIFA como “Man of the match”, acumuló 225 minutos en cancha sumando tres goles (uno por partido) y dos asistencias, además James tiene participación en TODOS los goles de la tricolor en Brasil hasta el momento (A excepción del penal - Japón) ¿Cómo es esto?, pues recordemos que contra Grecia en el primer gol el inicia la jugada con un brillante pase en profundidad a Cuadrado,  en el segundo el cobra el córner que desvía Aguilar y termina en gol y además convierte el tercero; contra Costa de Marfil convierte el primero y recupera el balón para iniciar la jugada del segundo; y contra Japón, pues bueno sobra recordar lo sucedido y basta con decir que en el estado de Cuiabá se confirmó como un prospecto más que real del futbol mundial.

Y es que lo visto contra el equipo “Nipón” fue solamente la confirmación y la consolidación de James como líder en la cancha de esta generación, y es que sus “escasos” 22 años no le pesan absolutamente para nada, ya que asume responsabilidades tácticas, pide el balón, da órdenes en la cancha, maneja los ritmos, asume la pelota quieta, tranquiliza y da confianza a sus compañeros y por demás le queda tiempo para hacer asistencias y convertir goles… ¡Y todo lo hace al tiempo!.

Hace poco lo decía el gran Jorge Valdano, “James es un jugador con ciertas lagunas mentales en los partidos, pero esto no es de preocuparse, porque es natural a su edad, es tan brillante que tiene más futuro que presente y eso que su presente es más que sobresaliente”, más completa no pudo ser la definición, porque es verdad que James en ocasiones se pierde en los partidos, pero afortunadamente para todos y como muestra de su evolución estas lagunas cada vez se presentan menos, además, su presente es muy, pero muy promisorio y sobre su futuro sobran completamente las palabras, ya que a estas alturas es difícil imaginar cuál será su techo.

Sin lugar a duda por cifras y rendimiento es uno de los mejores jugadores del mundial, está a la altura de cracks de talla mundial como Messi o Robben pero él va por más, palabras no le sobran porque la verdad en el son muy escasas y el prefiere expresarse sonriendo fuera de la cancha y con el balón en los pies dentro de ella. Por si fuera poco en su vida personal es tan sobrio como en el terreno de juego, basta con revisar un poco sus redes sociales para comprobarlo.

En este punto del campeonato del mundo él está en boca de aficionados y periodistas a nivel global pero seguramente esto a el poco le importará, ya que creería que lo único que quiere realmente es volver a saltar a la cancha, tener la pelota y únicamente jugar. Basta recordar su trino en horas previas al debut mundialista, “Hoy es un día con el que soñé toda mi vida”, pues bien tendríamos que decirle que él es ese espejo, líder y sucesor del Pibe Valderrama que habíamos esperado toda la vida, pero pensándolo bien no lo estigmaticemos con esto, no le digamos que es el sucesor del recordado “mono”, incluso podrían sobrar los términos de crack, diferente, único y tantos otros… El simplemente es James David, seguramente es lo único que quiere ser, y jugar y defender por siempre la tricolor de la selección Colombia, y nosotros agradecidos deberíamos dejarlo ser lo que quiere, y de paso agradecer una y otra vez que él sea colombiano.