La exclamación de la cual  hizo uso el hincha de Millonarios, que constituyó casi el 99% de los asistentes, al salir del estadio Nemesio Camacho El Campín, la noche del domingo fue: "Tenemos equipo no solo para clasificar sino para ir por la estrella". 

Lo anterior plasmó la confianza que se ganaron los jugadores después de la gran demostración de fútbol desplegada frente al equipo verde de la capital antioqueña.

La jerarquía plasmada por los mismos jugadores azules en el terreno de juego, trató de estar acorde con el espectáculo brindado desde las tribunas por el hincha embajador.

El transeúnte que pasó desprevenido sin conocer el resultado del partido al cruzarse con la marea humana formada por hinchas azules, viendo los rostros de confianza y entusiasmo, deduciría por aquel comportamiento que el equipo embajador triunfó. Triunfo, esa palabra que en el fútbol va construída con goles, los que precisamente le faltaron a Millonarios para cerrar con broche de oro el partido frente a su antagónico rival.

No fue suficiente que Ricardo Lunari como por arte de magia y debido en gran parte a las lesiones, encontrara en  la combinación improvisada de Andrés Cadavid y Gabriel Díaz una dupla central impasable, rápida e incluso respaldando el ataque desde la primera línea.

Andrés Cadavid y Gabriel Díaz la mezcla perfecta entre  experiencia y juventud

Tampoco alcanzó que Rafael Robayo se hubiera devuelto en el tiempo a sus mejores épocas del 2010 ó 2011, batiéndose en duelos personales con los volantes verdolagas, ganando la mayoría de mano a manos, iniciando desde allí con el siempre importante primer pase efectivo y pisando área contraria inquietando a la discreta defensa rival.

En el score final no se vio el entusiasmo de Federico 'Pocho' Insúa al sentirse inspirado por tribunas abarrotadas que respiraban el mismo fútbol de aquellas canchas argentinas en las cuales supo brillar anteriores años y con otros grandes equipos como el azul, filtrando cuánto balón pudo a los delanteros y dejando hasta el último aliento en el césped del templo de la 57.

El partido aparte que mostró la nueva figura azul, Jhonathan Agudelo, dejando caídos a los defensas verdes con su velocidad y regate no fue suficiente, ya que la mala definición junto a la gran actuación del arquero Camilo Vargas, le impidieron sumarse a la historia dorada de los duelos entre capitalinos y paisas.

Aún ni siquiera la revancha que constituyó para Fernando Uribe enfrentar a su ex equipo, fabricándose los espacios necesarios con rápidas diagonales, efectivos desmarques y sin dar balones por perdidos para llegar a claras posiciones de gol, quedarán grabadas en la mente de aquellos hinchas a los que un empate sin goles en algún tiempo no lejano les constituirá un viejo y borroso recuerdo.

La gran noche de Millonarios frente a Nacional quedó deslucida bajo un 0-0 gris, que sumó un punto amargo y con sabor a poco, dejando en suspenso la clasificación a play-offs, pero brindando confianza a propios y extraños de que si este equipo logra el mismo rendimiento frente a Medellín y Santa Fe, sin duda alguna ocupará un lugar en las finales del fútbol colombiano.

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Sobre el autor
Ricardo Fernandez Ruiz
Administrador Deportivo Periodista Deportivo Hincha de Millonarios de Bogota