Al estadio Atanasio Girardot, llegó un Junior motivado por la gran despedida hecha en la ciudad de Barranquilla, a un equipo que sufrió la desgracia de perder en el escritorio el encuentro de ida, por un tema de reglamento al momento de alinear al mismo tiempo cuatro extranjeros cuando el permitido por el reglamento de la Dimayor son tres.

Ante esto, Junior perdió el encuentro 0-3 y las opciones de clasificar a semis se hacían imposibles, ya que se debía ir a remontar a Medellín. En una cancha complicada ante un también complicado rival. Las cosas en la previa no pintaban para nada bien, pero esto poco le importó a la hinchada, que desde el día después del fatídico partido en el Metropolitano comenzó una campaña de apoyo  a un plantel golpeado por lo sucedido.

Durante los días previos al encuentro, las redes sociales se llenaron de mensajes de apoyo para los jugadores y se concretó una caravana de despedida a los jugadores en su viaje a terreno antioqueño. La imagen fue espectacular y los integrantes del club salieron motivados y con las pilas recargadas para encarar el complicado encuentro, pero tal parece que los ánimos y buenas energías de la hinchada hacia los jugadores solo les duró hasta que escucharon el pitazo inicial del central del encuentro, ya que luego de ese sonido. El equipo mostró la cara que nadie quería ver.

Primer tiempo: Se tuvo las opciones más claras, pero la diosa fortuna les dio la espalda

En la planificación del encuentro se tenía estipulado que Junior debía salir de la primera parte con uno o dos goles en el bolsillo. Con esta consigna los chicos de Alexis Mendoza saltaron al campo del Atanasio a plantarle cara a un Medellín aguerrido que no le haría las cosas fáciles al rival, pero que en el transcurso del primer tiempo se vio en varios tramos superado por un conjunto barranquillero decidido a tener la posesión del balón y buscar con este hacer el daño que necesitaba para revertir el 0-3 que se dictaminó en el escritorio.

En el cronómetro del juez lo minutos avanzaban y Junior no encontraba la manera de vulnerar la férrea defensa local. Ovelar estaba neutralizado entre los dos centrales rojos, Aguirre no ofrecía la garantía de otros encuentros, Macnelly trataba de generar juego, pero sus compañeros poco se le mostraban en diagonales o ataques hacía los espacios vacíos del rival.

Todos estos inconvenientes se le sumaban a la poca efectividad de las escazas chances que se tuvieron. Primero fue Noguera al minuto ocho, luego el mismo jugador remató desde lejos para estrellar su disparo al travesaño y por último Vélez contó con la más clara de todas. un lanzamiento desde el costado que terminó en un cabezazo de Tesillo hacía el corazón del área, donde Iván solo tenía que rematar a gol, pero hoy, la diosa fortuna no estaba del lado tiburón y el disparo del vallecaucano se fue besando el larguero de Silva.  

Así se encontraba Junior en la primera parte. Control y posesión pero poca creatividad, nada de intensidad y lo peor de todo, cero efectividades a la hora de intentar finiquitar acciones de peligro. Un cumulo de situaciones que decretaron un pálido 0-0. Resultado que alejaba aún más las posibilidades de la remontada y dejaba tan solo 45 minutos para hacerla.

Segundo tiempo: Un Junior sin alma, sin respuesta y sin corazón

El segundo tiempo fue la culminación de las pocas esperanzas que guardaban en sus corazones los seguidores de Junior. La segunda mitad fue la muestra clara de un equipo derrotado desde el momento en que pisó el gramado del Atanasio.

Los últimos 45 minutos nos mostraron lo mucho que le pesan la camiseta y el escudo a muchos jugadores del plantel. El tramo final de esta llave por los cuartos de final, nos mostró la eliminación por mano propia de un Junior que nunca pudo encontrar la manera de hacerse con el gol, que nunca supo cómo penetrar con sus laterales.

Un Junior que nunca supo cómo atacar el centro de la defensa del DIM, que nunca supo cobrar con peligro un tiro libre o de esquina, que nunca le encontró la vuelta a un partido en el cual se podía hacer daño, en el cual el rival te ofrecía posibilidades, pero como ya lo dije anteriormente.

El equipo se encontraba sin alma, sin corazón y sin convicción para lograr la causa por la cual viajaron a la capital del departamento de Antioquia. La causa de remontar el 0-3

Al final Alexis trató de recomponer el barco con la inclusión de Toloza, Mena y Ortega, pero ya el daño estaba hecho. Ya la herida era lo demasiado grande para cerrarse. Ya el tiburón había caído desangrado en el campo de juego. Ya las esperanzas se habían desvanecido.

89 minutos y Hernán Hechalar terminaba de enterrar en su desgracia a Junior. 4-0 el marcador global. Tres goles desde el escritorio y solo uno en el campo de juego.

Junior desequilibró la serie con lo hecho en la ida. Él mismo se encargó de complicar las cosas y sentenció su eliminación ante un Medellín que consigue así su pase a semifinales de la Liga Águila, donde se verá las caras con el Tolima.