Era la hora esperada por la hinchada de Millonarios, el azul volvía a El Campín luego de haber llegado a semifinales en la primer semestre de la Liga Águila, la ilusión se mantenía intacta, el objetivo era claro, Millonarios tenía que ganar, para empezar con pie derecho en casa.

El marco para el partido era bueno, el sol acompañaba la tarde bogotana y esperaba la salida de los equipos a la cancha, cuando el reloj marcaba las 5:00 pm, los dos oncenos ya estaban listos y el balón  rodo en la gramilla de El Campin.

Millonarios empezó a buscar el arco contrario. Maximiliano Núñez, no se cansaba de correr, de arrastrar las marcas y de centrar el balón en busca de la cabeza de Rangel, que jugaba por primera vez ante la afición azul, vestido con los colores de Millonarios.

Cuando Once Caldas intento acercarse, se agigantaron Gabriel Díaz y Andrés Cadavid, que cumplían con la labor de evitar la llegada de Sebastián Penco al arco defendido por Vikonis. La defensa cumplía un buen papel, más si veíamos a Lewis y a Déiver explotar la salida y buscar el gol.

El primer tiempo fue bueno para los dirigidos por Lunari, el equipo se acercó a la portería de Cuadrado, que hacia una buena labor, cortando los centros y desviando los remates que venían por parte de los jugadores de Millonarios.

Eran las 5:40 pm y a Millonarios se le agotaban las esperanzas de gol, para irse al descanso con el marcador a su favor, un cabezazo de Rangel que pasó cerca al travesaño, se llevó los últimos suspiros de la tribuna que colocaba sus manos en la cabeza y esperaba el segundo tiempo.

Vuelven los equipos a la cancha y el Millonarios del primer tiempo no fue el mismo. El medio campo desconectado, Silva, Vargas, Robayo e Insúa, se les veía incomodos a la hora de jugar, esto lo noto el estratega azul que jugados diez minutos de la segunda etapa, con su mano llamo a Mayer Candelo que ingresó, mientras era aplaudido por la tribuna, por el argentino Insúa.

Parecía que la entrada del 10 le iba a dar un nuevo rumbo al partido, cada vez que Mayer tocaba el balón y eludía un rival, Millonarios parecía tener claridad, pero solo fue unos momentos que el equipo se notaba superior, luego no hubo conexión y el equipo bajo su nivel notoriamente.

Pasadas las 6:30 pm el desespero se apoderaba desde la tribuna hasta la banca. Lunari en busca de ataque sacó a Robayo y le dio ingreso a Agudelo, para que se jugara con tres delanteros, el equipo no logró conectar el filtro del medio campo con la delantera, y los laterales no volvieron a salir con la profundidad de la primera parte.

Lewis Ochoa, que bajo su nivel y se notaba distraído, resulto con un golpe, que lo obligo a salir y por él ingresó Kevin Rendón, que se vio con actitud pero el tiempo fue muy corto y el equipo azul aún no conoce la victoria en la Liga Águila II.

Se espera que en el pasar de la semana se conozca la gravedad de la lesión de Ochoa. Millonarios visitará al Cúcuta el próximo viernes en busca de los tres puntos.