En medio de un torneo movido e irregular, donde el único equipo que sirve de espejo es el Atlético Bucaramanga, Real Cartagena buscaba regresa a la victoria en condición de local. La -posible- victima a priori: Barranquilla FC, el tercer peor equipo del campeonato, ubicado 14 y sin opciones de pelear algo en esta Segunda División. Contrastes y dilemas en un equipo 'heroico' que acaba de cuajar bien.

En el inicio, los de Boderth iniciaron con la mente en blanco. La visitan por intermedio de Clemente Palacios, anotaba el 1-0, parcial. García, el porterio 'auriverde', era parte responsable en la anotación mientras sus compañeros apuraban para poder darle vuelta al marcador.

Ganancia en tenencia y control en compases

Con Escudero y Carrillo trabajando desde la medular, Real Cartagena empezó a tener el balón hacia los costados. La ausencia de Umaña, obligaba a cargar los ataques por las bandas, restando pase interior y así, responsabilidad a los volantes de primera línea.

En la delantera, Parra Cadena chocaba con los centrales mientras Salcedo se hacia cargo de la labor de pivot, cayendo a los espacios entre volantes y defensas rivales.

Con esto, Real Cartagena propuso mejor juego -sin ser brillantes- y empezó a controlar el partido. El premio llegaría, tras el corner de Salidas, con la anotación de Orlando Osorio, un central implacable, manso en salida y eficaz en defensa.

Sin embargo, sin perder mucho de lo hecho antes del empate, Palacios, el goleador de la visita, colocaba su segunda diana personal del día, al minuto 37. Nuevamente, eran los errores del Cartagena, los causantes principales de la victoria, parcial, del cuadro barranquillero.

Para seguir con el libreto, Real Cartagena no soltó el balón, debía tenerlo para controlar el encuentro. Por ello, a falta de cuatro minutos para el final, Wilmer Parra acabó con una sequía de gol de 19 partidos consecutivos por Torneo Águila. El primer tiempo acababa en tablas.

Foto: Jose Manuel Pedraza - Pedraza Producciones - Prensa Real Cartagena

Variantes al sistema

La segunda parte, mostraba a un Barranquilla FC intentado presionar la salida del equipo 'heroico' y además, tratar de recuperar la pelota postperdida rápidamente. Sin embargo, los locales lograban quitarse la marcar y jugar todo por el piso. Sin hacer un fútbol brillante y lustroso, lograban manejar el ritmo del partido.

El cambio de nombres llegó y con ello, el sistema varió. La salida de Salcedo y Salinas significó el ingreso de Labarrera y Carlos Echeverry; el dibujo táctico paso de un 4-4-2 clásico, a un 4-2-3-1: con la base de jugadores en la defensa y en el doble cinco, más una línea de tres armada por Echeverry y Acevedo abiertos por los costados, Labarrera jugando de mediapunta y Wilmer Parra sumando al ataque como único punta.

Fluyó mejor el balón aunque la profundidad empezaba a escasear. El volumen de ataque no fue el adecuado ante un equipo que plantaba una línea de cuatro defensores, con un volante defensivo por delante más un bloque de cinco mediocampistas, es decir un 4-1-4-1.

Más allá de los números telefónicos, los locales produjeros más jugadas pulsantes y en una de ellas, Labarrera exhibió sus virtudes técnicas para poner mano a mano a Parra, que quemó la red y anotó la ventaja, por 3-2, al minuto 78 del compromiso.

Sobre el final, Real Cartagena regaló el balón, retrasó sus líneas y perdió control territorial en espacios donde ganaba con más facilidad el esférico.

El colegiado añadió cuatro y a falta de 30 segundos para finalizar, Goulfrand Támara, tras un despeje por puños de Bayron García pobre de velocidad y corto en longitud, marcó el 3-3, definitivo. La decepción imperó en el Morón mientras la alegría de empatar in extremis estaba del lado visitante.

Con este, Real Cartagena suma cinco juegos sin ganar en su patio, registrando su última victoria el pasado 21 de abril, ante Bucaramanga, por marcador de 2-0. Además, es el equipo con peor diferencia de gol de los primero ocho clubes de la tabla, tiene -3. Por ahora, los 'heroicos' siguen dimitiendo a la victoria, sin asumir bien sus limitaciones y sin propulsar sus virtudes.