Millonarios llegó al renovado estadio La Independencia con la soga al cuello tras la derrota como local entre semana, renovado escenario entre comillas porque la mitad del campo de juego se encontró en precarias condiciones y una de las barandas en las tribunas por poco causa una tragedia en el momento en que los fanáticos azules se desplomaron cuando esta se soltó al celebrar uno de los goles, con la suerte de no tener nada que lamentar.

La zona defensiva sufrió de nuevo modificaciones sustanciales tras el regreso de hombres como Andrés Cadavid y Deiver Machado, sumado al de Fabián Vargas en el medio campo. Por otra parte, el juvenil Stiven Vega siguió inamovible de la nómina titular, pero en esta ocasión regresando a la lateral por derecha, la cual es evidente no constituye su posición natural, siendo remplazado para el segundo tiempo por Lewis Ochoa, quien después de muchas fechas lanzó un pase gol tras uno de sus centros, al ganar la raya de fondo en la segunda anotación.

En el medio campo la mayor novedad fue la no inclusión de Mayer Candelo desde el inicio y dejar como único volante creativo a Federico Insúa, con lo cual Rubén Israel buscó darle mayor consistencia al filtro en la zona de volantes con Elkin Blanco, parado justo adelante de la línea de 4 defensas, quien demostró sin embargo aún falta de ritmo en su juego sobre todo a la hora de la entrega, fallando constantemente en el primer pase.

Por otra parte, en un medio campo claramente más abocado por cortar el circuito ofensivo de los boyacenses, que en la generación de juego, los pases en largo para Maximiliano Núñez fueron la constante; el media punta argentino con su desborde, diagonales y velocidad, es uno de los principales beneficiados tras la llegada del nuevo cuerpo técnico al contar con plena libertad de moverse por todo el frente de ataque y no limitarse a jugar solo por las bandas como lo venia haciendo, dándole como resultado ser hoy por hoy el jugador más desequilibrante de Millonarios en la Liga.

Ya en los tres últimos cuartos de cancha, si hubiera un premio al jugador mas combativo, Michael Rangel se hubiera llevado los honores, talvez consciente del pobre rendimiento demostrado en el último partido contra Junior, el antioqueño fue el primer defensa del equipo, presionando constantemente a la defensa rival, haciéndola equivocar e incomodándola, hasta finalmente tomar el rebote del balón que estrelló contra el vertical derecho Núñez, para poner el primer gol de la noche finalizando la primera mitad del partido.

Para el segundo tiempo, Israel consciente de que no podía dejar escapar la victoria y con los fantasmas del partido perdido entre semana, replegó sus líneas e hizo esperar en tres cuartos de cancha al rival, cediéndole el control del balón, también conociendo las falencias del Chicó a la hora de anotar, las cuales quedaron claras en no menos de cuatro opciones de gol, que no se concretaron para suerte de la visita.

Con el ingreso de Mayer Candelo y Macalister Silva, la eficacia ofensiva de los embajadores resultó ser más palpable que en cualquiera de las fechas anteriores en la Liga Águila 2015-II y con dos goles del bogotano Silva, Millonarios se trajo tres puntos de La Independencia después de 9 años y medio, recuperando terreno perdido, dándole motivos a su hinchada que lo acompañó en masa, para no bajar los brazos y enfrentar el remate de torneo con la mira puesta en la clasificación a las finales.

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Sobre el autor
Ricardo Fernandez Ruiz
Administrador Deportivo Periodista Deportivo Hincha de Millonarios de Bogota