Leones, desde su arribo al golfo caribeño, encontró empatía con una hinchada que se identificó con sus colores de manera inmediata, pero tal vez el enamoramiento se incrementó al exponer ante la afición, un equipo estéticamente puro en la elaboración de su juego en cualquier sector del campo, sin importar, su momento del partido; nunca amarrando o creando nudos para defenderse,  siendo prolijo y estético a la forma de elaborar sus ataques.

El primer semestre dejó al equipo de Álvaro Hernández, muy bien posesionado en el ascenso, siendo segundos con  31 puntos y con un fútbol solido en condición de local, destacando que en el J.J Tréllez, cayeron tradicionales del torneo colombiano, como Deportivo Pereira, Unión Magdalena, América de Cali y Real Cartagena.

El equipo de Hernández, dejo puntos altos en la primera vuelta, un arquero seguro; las manos de Jhon Figueroa, aun teniendo 18 anotaciones en contra,  respondieron con creces en momentos de amargura y zozobra en la parte posterior, la pareja de centrales estuvo a la altura en situaciones donde se necesitó su concurso primario, que era defender y aportando goles importantes, esos de tres puntos con José Moya.

El mediocampo y sus delanteros, germinaron nuevos talentos, Víctor Cantillo, organizador, Alfonso López, la creación y David Castañeda, sangre fría para definir, complementados con Harlin Suarez, las gambetas y picardía de Henry Sánchez, con la contribución de juventud con experiencia de  Juan Suescún.

La segunda etapa de este largo campeonato, trajo las dificultades del mismo para Leones; las lesiones se anclaron como el común denominador para el cuerpo técnico de los bananeros de Urabá; las hazañas con letras doradas de gloria, a las que acostumbraron a los aficionados porteños, se tornaron en batallas titánicas y sobre todo momentos de triunfos con mucha amargura.

Pero aún así y el empuje de la afición se convirtió en el eje central, con momentos de buen fútbol, en una punta de lanza para recaudar los puntos necesarios y asegurar la clasificación a los cuadrangulares de fin de año; la aparición del lateral Cristian Cassiani y la llegada de valores de recambio, dieron una mano para mantener la hegemonía en condición de local, donde solo se perdio en segunda vuelta y durante todo el torneo con el líder Atlético Bucaramanga, más los  empates ante la Universitario Popayán 

Leones en la segunda parte del Torneo Águila recaudó 19 puntos, producto de cinco victorias y cuatro empates, que le sumaron a las 31 unidades de la primera etapa y llegar a 50 unidades en el Torneo, se matriculó en las finales sin sobrarle nada, pero por fútbol, hinchada y sed de gloria, estos Leones debe ser temidos en esta etapa final.

Leones ante sus rivales de grupo obtuvo 11 unidades en los enfretamientos de ida y vuelta en este todos contra todos; triunfo 2-0 ante Deportivo Pereira, 2-1 a Unión Magdalena y 2-0 ante Fortaleza. Las visitas ante estos rivales arrojaron un revés: enfrentado a los matecaña 2-0 y empates 0-0 antes sus otros dos rivales de grupo B.

Uno de los jugadores para seguir en el cuadrangular es David Castañeda, no solo por ser su goleador con 10 tantos, tiene la función de generar espacios para sus compañeros, luchador y de pie sutil, también va de manera efectiva al cabezazo ofensivo.

Los puntos negativos de Leones llegan cuando deja el J.J Tréllez, solo tiene dos victorias durante todo el año, para un equipo que tiene el deseo de ascender es poco y aun cuando es abismal su rendimiento de local a visitante.   

El equipo está seguro de los momentos exactos de la vida para grandes logros y ahora con una región que los respalda, ven la posibilidad de estar en la Liga Águila del 2016, no solo un sueño de estos felinos, el sueño de una región próspera, que espera hacer rugir del gol, al caribe colombiano; Fortaleza es el primer obstáculo que se debe saltar para llegar a la gloria.