Como dice arriba, es tiempo de balances, de mirar lo positivo que tuvo el año y lo negativo también, cuáles son los jugadores que deben continuar en el plantel para el próximo año y quienes son los que deben salir de la escuadra. 

Comenzando por lo positivo, el Cali rompió una sequía de diez años sin conseguir una estrella, se encontró un estilo de juego, que para bien o para mal, marcó al Cali. 

Con esa estrella del semestre anterior, se dieron a conocer jugadores como Kevin Balanta, Andrés Roa, Hárold Preciado y Rafael Borré quienes serán cruciales en un futuro no muy lejano para el club.

Se consigue el tiquete para una copa libertadores, que el Cali tendrá que afrontar con la mayor seriedad y el mayor compromiso, una vitrina internacional que le dará a los azucareros muchísimas cosas ya que cualquier jugador quiere participar en ella. 

Pero no todo es positivo, como cualquier equipo de fútbol el Cali tuvo altibajos, se vio en circunstancias que no son propias de un club grande, en momentos se le vio sin ganas, sin recursos futbolísticos y a veces como si no quisieran jugar. 

La juventud traicionó por momentos, pues se vio en algunos momentos de los partidos la inexperiencia que aún llevan a cuestas muchos de los jugadores del Cali. El balance terminó siendo positivo, teniendo en cuenta experiencias vividas en años anteriores.